¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

sábado, 29 de diciembre de 2012

Si pudiera...


     
      Si pudiera no te tendría en mi mente a cada segundo, pues me asfixias, me dejas sin libertad; si pudiera te olvidaría, pues dejaría de ver el horizonte por la ventana de mi habitación y así tu imagen dejaría de aparecer sobre el mar; si pudiera no recordar esos ojos oscuros, de un marrón que evoca la esencia de la tierra, no estaría encadenado, sería libre; si pudiera olvidaría tu olor, tu fragancia, pero, de algún modo, ésta aparece en todos mis libros, a cada página que paso; si pudiera olvidar tu linda sonrisa, apenas imperceptible cuando digo alguna desfachatez, no estaría en esta situación...
     Mi mayor deseo es beber el agua de la laguna Estigia, capaz de hacer olvidar a quien la bebe hasta su propio nombre. Sin embargo, soy una especie de Prometeo, encadenado por hacer algo bueno: enamorarme. Dice Las mil y una noches que Sherezade enamoró al sultán con sus cuentos, con su voz, pero tú no has tenido que articular palabra alguna para encandilarme, pero cuando lo haces mi cuerpo entero se retuerce por el magnífico dolor, mi alma se vuelve loca, se desmorona todo intento de muralla que construye para poder alejarse de ti...
     Alguien, una vez, me pidió que escribiera algo bonito, pero la belleza es algo subjetivo, por lo que no puedo evitar pensar en ti para crear cosas bellas. He entrado en un bucle sin fin; he entrado en mi propio solipsismo, al igual que Descartes: quiero olvidarte, pero necesito escribir para sentirme libre, y para escribir me acuerdo de ti...
      ¡Libérame, por favor! ¡De rodillas te lo suplico! ¡Quiero volver a ser libre, volver a ser yo! Como dijera Nietzsche en su día: "ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo".

"El vídeo y su contenido no me pertenecen, sino que el tema Nero son propiedad del grupo musical Two Steps From Hell".

martes, 25 de diciembre de 2012

La eternidad del instante

     Hallar la eternidad del instante; comprender la belleza del momento; entender, al fin, el significado completo de un acto, de un gesto, de una sonrisa... 
     Ver la felicidad personificada en la sonrisa de un niño abriendo un regalo en Navidad, comprender en ese mismo instante lo que ésta significa verdaderamente; saborear un buen vino mientras ríes y charlas con la familia...
      ¿Qué es la eternidad del instante, entonces? Es abrir el corazón a la vida en todo momento, a cada instante. La eternidad del instante es vivir.

domingo, 23 de diciembre de 2012

No estoy seguro...

"Este vídeo y su contenido no me pertenecen, sino que el tema Poem es de Yiruma".

 
      No estoy seguro... pero creo que, al fin, te he olvidado. Al fin, tras muchos esfuerzos por intentar olvidarte, lo he conseguido. Me dije que dejaría libre a mi corazón cuando me di cuenta de que era un infierno el reprimir mis sentimientos... y, por azares del destino, caprichoso como un niño, resultó que esa era la solución.
      ¿Cuándo y cómo me enteré de que me había desatado de tu yugo? No lo sé, pero creo que puedo atisbar la respuesta... creo que fue cuando hablaste de él, el otro día, mientras charlábamos los dos. A diferencia de otras veces, en las que siempre que lo mencionabas mi corazón daba un vuelco, en esa ocasión mi alma se mantuvo calma y serena; lo noté al instante. Probablemente sonreí, no sé si te diste cuenta o no... pero supe que las cadenas que me ataban a ti aflojaban su fuerza.
      Eso pensé al principio... pero, al pasar los días, me he dado cuenta de algo, me he dado cuenta de que no es totalmente cierto que te haya olvidado. No, no te he olvidado, como decía al inicio, pero sí ha acontecido un gran cambio, al menos por lo que a mi parecer respecta: mis sentimientos hacia a ti no han cambiado, pero sí han visto reducida su pasión... En otras palabras, ya no te amo, no de la misma manera, al menos. Sigo pensando en ti, eso no puedo negarlo, pero ya no lo hago con la misma frecuencia... No sé si debería decirlo, porque es una mera idea que ronda mi cabeza, pero allá va: creo que lo que me ha ocurrido es que ya no te amo de la misma manera porque reprimí a mis sentimientos, ya que no quería seguir sufriendo. Sí, eso habrá sido. Al reprimir mis emociones mi amor por ti vio frenada su pasión, hasta el punto de volverme inmune a los dardos que involuntariamente me lanzas.
      La zozobra y la incertidumbre asedian mi alma, pues no para de pensar en cómo se desarrollará todo esto. Es en estos momentos cuando me pregunto: ¿acabará esto algún día? ¿Cómo acabaré yo..?
      Así que aquí estoy... sin estar seguro completamente de qué siento en estos instantes. Te amo, pero sin amarte; te deseo a la vez que me alejo de ti; te pregunto por él al mismo tiempo que odio que me hables de él... ¡Ah! ¡Qué cantidad de contradicciones! Pero, bueno... así es la naturaleza del ser humano.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Morir de amor

     Me has matado... tu amor me ha matado.
     En estos momentos estoy exhalando mi último suspiro; el último sorbo de aire que mi alma, quebrada en mil retazos, respirará en esta vida. Miro al cielo con ojos apagados, desencajados por el dolor; mi voz ahoga un grito en lo profundo de mi ser; mis brazos se aferran a la nada, al aire que me envuelve, buscando tu figura, buscando tu sombra...
     La muerte empieza a surtir efecto: empiezo a olvidar cómo eras... comienzo a ver tu rostro, antaño nítido y brillante, borroso; tu silueta se desvanece con el viento, como una hoja caída del árbol; tus cabellos... tus preciados cabellos son lo último que diviso de ti. Mis manos se extienden para acariciar tu pelo... pero es demasiado tarde, ni un mísero pelo se percibe en el aire.
     Al fin... he muerto. He cruzado la laguna Estigia, ya no recuerdo cómo eras: ni tu rostro, ni tu cuerpo... nada. Caronte me recibe con su balsa. Como pago, le entrego mi corazón; ya no me sirve de nada, pues ha sido aniquilado, calcinado, apuñalado con mil cuchillos en un instante...
     Ya sólo queda ceder al bárbaro abismo. Un paso más y todo habrá acabado, podré descansar en paz... Sin embargo, algo dentro de mí me dice que aguarde, pues aún puede aparecer una luz que ilumine este valle de sombras, otra luz que amanse a las bestias que anidan en mi alma. Esperaré, pues me he vuelto adicto a la calidez de esa luz, por la cual soy capaz de esperar mil eternidades, hasta poder volver a sentir lo mismo, la misma felicidad.

"Ni el vídeo ni su contenido son de mi propiedad, sino que el tema Introitus pertenece al Requiem de W. A. Mozart".

sábado, 15 de diciembre de 2012

El monstruo.

      Miré al monstruo a la cara; pude ver a través de él. En su alma no encontré enfermedad o locura alguna, ni tampoco un atisbo de bondad; solamente hallé frialdad y oscuridad, una oscuridad tan negra como nunca antes había visto en un ser humano.
      El monstruo tenía unos ojos, como todo ser humano, claros y profundos, sin embargo, no vi rastro de humanidad alguna en sus pupilas. Tras esos ojos penetrantes no existía la vida, tan sólo habitaba la muerte. Si los ojos son el espejo del alma, el alma del monstruo estaba decrépita, pudriéndose a cada instante... 
      Él me sonrió. Un escalofrío recorrió mi cuerpo; una gota de sudor frío se deslizó por mi frente. ¿Cómo demonios podía tener semejante entereza aquel ser? Una simple sonrisa me demostró aquello que más temía: el monstruo sabe lo que hace... y disfruta con ello. ¿Un monstruo? No... es la personificación del demonio: capaz de matar a sangre fría, de hallar divertimiento en arrebatar la vida a los demás.
      "Nadie está legitimado para quitar la vida a los demás". Éso es lo primero que te viene a la mente cuando hablas de asesinatos con amigos y demás. Pero, cuando te encuentras de frente a semejante ser infernal, no puedes evitar borrar ese pensamiento. El monstruo sonríe porque le da igual estar o no legitimado, le da igual el derecho a la vida de las personas...  me dije nada más verle.
      De repente, alzó los brazos, en señal de sumisión, mientras sonreía. Parecía como si me dijera dispara; mátame. Acto seguido, alcé la pistola para acabar con él, como si hubiera sido un reflejo, pues apunté inconscientemente. Cuando me quise dar cuenta, tenía el dedo sobre el gatillo y las manos me temblaban como una hoja en una fría noche otoñal. Sólo tengo que disparar y pondré fin a esta pesadilla, me dije; ya no habrá más víctimas... el monstruo morirá al fin.
      Pero, algo me detuvo. Otra vez el mismo pensamiento me asediaba la mente: no estoy legitimado para quitarle la vida, ni siquiera a un monstruo como él... ¡Había jugado conmigo todo el tiempo! ¡Por esa misma razón alzaba los brazos! Porque él sabía que no iba a disparar, ya que, de algún modo, sabía que, a diferencia de él, yo sí tengo miramientos.
      Parece ser que se me desencajó la cara al darme cuenta de su trampa, pues empezó a reír a carcajadas. Bajó los brazos, borró su sonrisa de la cara, y empezó a caminar hacia mí. Cuando estuvo a apenas dos metros de distancia, se detuvo, pues había vuelto a apuntarle con el arma. Me escrutó con su fría mirada, me analizaba. Pero, al cabo de un segundo, siguió su camino, sin miedo alguno al revólver que yo empuñaba. Se me acercó, puso su mano en mi hombro y me dijo: No puedes dispararme; tienes alma, y éso es lo que te impide acabar conmigo. Ódiame cuanto desees, pero tus emociones e ideales no van a cambiar lo que soy, ni cambiarán lo que eres. Para ello debes desprenderte de todo lo que anhelas, de todo cuanto amas y respetas. Te estaré esperando hasta ese día. Demuéstrame que todos llevamos un monstruo en nuestro interior...
       Y así fue como sobreviví al monstruo. Ahora, me dispongo a afrontar mi prueba final: averiguar si me he convertido en un monstruo o, por el contrario, si he podido hallar una respuesta diferente a la que me propuso. Si disparo, me convertiré en un asesino, en un monstruo...


"El vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que el tema The Seeds Of Time pertenece a los creadores del anime Monster".

   

jueves, 13 de diciembre de 2012

Paseos al crepúsculo.

     ¿Recuerdas? ¿Recuerdas esos días, esos atardeceres, en que paseábamos por la playa, descalzos, cogidos de la mano, pisando la arena, a paso lento, para sentirla en nuestros pies?
     La brisa marina acompañaba nuestros pasos, creando una especie de magia, capaz de detener el tiempo cuando nosotros lo deseáramos...
      Tú mirabas en dirección al mar, lo escrutabas, lo penetrabas con tu mirada hasta hallar sus más bellos tesoros escondidos, te fundías en un profundo abrazo con las olas; yo veía cómo mirabas el mar, y comprendía qué te pasaba por la cabeza ante ese maravilloso sol crepuscular. Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando me preguntaste ¿qué? ¿qué ocurre?, mientras esbozabas en tu faz una linda sonrisa; nada, te contesté, riéndome. Te enfadaste conmigo en aquel momento, y por ese mismo motivo te amaba... 


"Este vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que el tema Joukei aru Hareta hi ni Kare wo pertenece a los propietarios de la serie animada Gankutsuou: The Count Of Monte-Cristo".

martes, 11 de diciembre de 2012

Belleza en la locura

     ¿Has sentido alguna vez ese impulso de decir una burrada? Sí, ¿verdad? Es reconfortante; te quitas una especie de "peso" de encima, aunque haya gente que no entienda "el chiste". No obstante, la gente suele reaccionar de una manera distinta de la que te imaginas: "está loco"; "está como una regadera", etc.
     Personalmente, he de decir que me llama muchísimo la atención la "locura" de la gente. ¿Por qué? Porque atisbo cierta belleza en la locura, cierto ingenio. Sin embargo, al igual que Erasmo de Rotterdam, yo también haré una clasificación de "locuras".
     Manteniendo la distinción que hizo Erasmo de Rotterdam (locura positiva y negativa), yo hago la distinción de la locura voluntaria e involuntaria. La voluntaria, por un lado, como bien indica su nombre, implica que el sujeto dice o hace alguna insensatez voluntariamente, buscando las risas o las carcajadas de la gente, o, ¿por qué no?, demostrando a todos que es capaz de entender cosas que los demás son incapaces de atisbar siquiera. Por otro lado, la involuntaria, es aquella que responde a estímulos incontrolables por parte del sujeto (la locura en sí, como todos la conocemos, vamos). Debo decir que es la voluntaria, y no la segunda, la que me llama la atención, pues la involuntaria es una enfermedad y una desgracia, no algo digno de admirar, ya que la locura voluntaria implica que el sujeto o es un payaso o es un genio. El payaso, si os soy sincero, "ni fu ni fa",  "ni me va ni me viene", ¿me entendéis? El genio, el sujeto con la capacidad de ver cosas que los demás no pueden, es el que me fascina.
     Soy un hombre de letras, un humanista. Por lo tanto, es mi deber sorprenderme con las cualidades y virtudes de las personas. Pues bien, una de las virtudes que más me gustan de los seres humanos es, como habréis averiguado ya, la genialidad. Ante estos "ataques" de ingeniosa locura, no puedo sino preguntarme "¿qué demonios ha visto que yo no puedo ver?", al menos en ese momento, pues, en caso de ser una broma, se suelen entender "al vuelo" o al cabo de unos instantes. ¿Es mi afán de conocimiento el culpable de tamaña y absurda obsesión? Puede ser.
      Solamente sé que ese tipo de gente no está loca, sino todo lo contrario. Juegan con nosotros, nos manipulan a su antojo, nos hacen ver como seres inferiores sin que nosotros lo sepamos y de las maneras más inverosímiles (casi impensables para nosotros, pero sí muy plausibles para ellos). No me gustaría nada ver como uno de esos sujetos utiliza su ingenio para hacer el mal, pues es innegable que el bien y el mal sigue latente en todas las locuras. Pero, hasta ese entonces, seguiré atisbando cierta "belleza" en la locura. 

jueves, 6 de diciembre de 2012

Os doy las gracias.

     Acontecimientos recientes me han hecho darme cuenta de lo afortunado que soy, y de lo imbécil que puedo llegar a ser cuando quiero...
     Afortunado, por un lado, por la cantidad de gente que se preocupa por mí, por mi bien; por que sé que mucha gente me anima a seguir adelante, dándome su apoyo; afortunado de ser quien soy y de pensar como pienso; afortunado de vivir la vida que tengo; afortunado por tener tan buenos amigos y amigas, capaces de soportarme en mis momentos de tozudez y de melancolía. Podría citar muchísimas cosas más por las que soy afortunado, pero no terminaría nunca.
     Imbécil, por otra parte, por ser capaz de desprestigiarme a mí mismo, de rebajar mi nivel y mi capacidad a límites insospechados; imbécil por querer renunciar a mi futuro, por querer renunciar a lo que verdaderamente me gusta: escribir; imbécil por olvidarme de mis sueños infantiles, por ser, a día de hoy, "imposibles", y por querer olvidar mis sueños presentes; imbécil por pensar cosas que no debo, por reflexionar, en ocasiones, demasiado, en vez de disfrutar el momento, en vez de saborear la vida a cada instante...
     Seguiré escribiendo. No me importa que no lo lea mucha gente, ni tampoco que no les guste. Seguiré escribiendo por aquellos que leen y por quienes les gusta mi blog, porque tienen el detalle de leer lo que escribo. Por tanto, mi deber como escritor es corresponder a mis lectores, no defraudarles, y para ello debo seguir con mi trabajo.
     A todos aquellos a los que he preocupado, os pido perdón desde el fondo de mi corazón; a los que me han dado ánimos y me han apoyado en mis momentos más difíciles: gracias; soy muy afortunado de teneros en mi vida. Gracias, de nuevo.


"El vídeo no es mío, y el tema Benedictus tampoco es de mi propiedad, sino que pertenece a Thomas Bergersen". 


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ayúdame, Adonay...

    Y hablé con Adonay; me dijo que buscara mi propio sendero, mi propia forma de ver las cosas. Él, en su infinita sabiduría, me hizo darme cuenta de que la clave de todo mal en este mundo reside en la mala interpretación, por parte de unos energúmenos, "seguidores" de aquel que predicaba paz y amor, de dos simples palabras: libre albedrío.
     El libre albedrío implica dejar fluir las cosas, al igual que un río, sin interponerse en su camino. "Os dejo el libre albedrío", nos dijo. En ese momento, lo que verdaderamente nos quiso decir fue: "podéis seguirme si queréis, pero nada os impide lo contrario; sois libres, la decisión es vuestra". Nada nos impide no creer en Él; si lo hacemos, es nuestro deber respetar a aquel que no quiere creer. Del mismo modo, el que no crea tiene el deber moral de respetar al creyente. Pero el libre albedrío va mucho más allá, su interpretación puede llegar a abarcar regiones enteras de la vida humana.
     "Busca tu camino, Andrés", me dijiste, Adonay. Eso intento, mi Señor. Pero para ello deberé dejar de creer en lo que hasta ahora me dijeron, para poder hallar mis propias respuestas, mis propias verdades, mi sendero, mi "yo". Hace ya un tiempo que vengo poniendo en duda lo que se dice a cerca de Ti, pero créeme si te digo que lo hago sabiendo que se han malentendido muchas de tus palabras y también porque es necesario cuestionarme, como te decía antes, lo que sé, no sólo de Ti, sino de todo. Simplemente estoy haciendo uso de "mi libre albedrío", de mi libertad de interpretación. No estoy dispuesto a que me digan cómo debo pensar, soy libre de pensar como quiera. Sin embargo, "lo cortés no quita lo valiente", por lo que estoy abierto a una conversación pacífica y amena sobre cualquier tema, incluyendo la posibilidad de cambiar de idea gracias a dicha conversación.
     ¡Ay, Adonay! Es cierto que buscar mi "yo", buscar "mi" verdad, es un sendero que debo recorrer solo, pero tengo miedo: miedo del futuro, miedo de lo que pueda pasar... por ello te pido ayuda, Dios mío. Tengo tantas dudas, Elohim... demasiadas. ¿Qué debo hacer? ¿Qué son estos sentimientos que afloran en mi interior por primera vez y que me hacen sufrir tanto? Dios mío, por favor, necesito una señal...


"Ni el vídeo ni su contenido son de mi propiedad, sino que el tema Adonai pertenece a City Of The Fallen".

viernes, 30 de noviembre de 2012

Tengo un problema...

     No sabría decir cómo me siento en estos instantes. Una mezcla de sentimientos se agolpa a las puertas de mi alma. ¿Inutilidad? ¿Decepción? ¿Tristeza? ¿Coraje? ¿Incertidumbre? No lo sé...
     Durante esta época, desde hace ya unos años, me vienen a la mente una serie de pensamientos que no hacen más que atormentarme, torturarme... y, sinceramente, empiezo a cansarme de que me ocurra lo mismo año tras año. Estoy hastiado de mi malcontento...
     Conozco muy bien los motivos de mi "problemita emocional", y no los voy a citar aquí. El problema viene cuando yo, en un alarde de gallardía, me planto delante de esa barrera que se alza ante mí, impidiéndome el paso. Como es natural en mí, el primer arrebato da sus frutos, arremeto contra mis problemas y los venzo con facilidad, pero, luego, al pasar las horas, esa gallardía antes mostrada se desvanece,dando paso a un joven frágil y débil de convicción, sumido en la oscuridad, cuyos pensamientos se vuelven más y más turbios por momentos, pensamientos que ningún joven debería tener.
      Lo único que puedo hacer para aliviar mi "dolor" es meditar, recapacitar, buscar una vía de escape, encontrar esa luz que no todos encuentran. Temo entrar en un bucle oscuro sin salida... tengo miedo, miedo a afrontar la posibilidad que la verdad no me guste, miedo a que la solución que tanto ansío me lleve a un lugar inesperado, y que ese lugar me resulte desagradable o insufrible. En este viaje de un solo pasajero, el sendero se bifurca, y debo elegir. "Un bosque divergía en dos caminos, y yo elegí el menos transitado de los dos", dijo Robert Frost. Sin embargo, una cuestión me llega a la mente: ¿y si ya he elegido un camino sin saberlo? ¿Y si estoy en el más transitado, cuando debería haber escogido el otro...?
      Ahora, tan sólo me queda hacer lo que he mencionado antes: meditar para hallar la respuesta a todos mis porqués...
 
"El contenido de este vídeo no es de mi propiedad, sino que el tema Forgiven pertenece a City of the Fallen."

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Música, te doy las gracias.

    Cerré los ojos, pues una sensación de paz y tranquilidad me invadió cuando escuché la música. Su efecto fue instantáneo: me llevó, otra vez, a los lugares más recónditos de mi mente. Todo tipo de imágenes acudían a mi cabeza, todas ellas gratas y dichosas, pues es innegable que el tipo de música que uno escucha afecta a lo que la mente evoca.
    No me canso de admirar el misterioso poder que tiene la música en la mente humana, es mágico y sobrecogedor. ¿Cómo puede uno no quedarse embelesado con semejante regalo de los dioses? Uno de los mayores dones otorgados al hombre, sin duda: el don de crear música. Como dijo Nietzsche en su día: "sin música, la vida sería un error"; gran verdad.
    No puedo llegar a imaginar una vida sin la música, el idioma de los dioses. La música está conectada a la vida en sí misma. Ahora mismo, me encuentro sentado frente al ordenador, en casa, y sin moverme de la silla estoy reviviendo momentos de mi vida, reviviendo emociones pasadas, tan sólo con escuchar una composición musical. En efecto, la música se encuentra ligada a la vida, pues, ¿en qué se basa ésta sino? Toda canción o composición que se precie y que quiera considerarse bella está basada, de un modo u otro, en emociones concretas o en experiencias humanas.
    En este momento, estoy escuchando a Hans Zimmer, uno de mis compositores preferidos. Absolutamente sublime. Sus BSO´s están repletas de emociones, sentimientos, están rebosantes de vida, una vida y alma propias...
    No puedo negar la influencia de la música en mi vida, en mi forma de ser, en mi personalidad...Por ello, doy gracias a Dios, pues es un regalo que he sabido apreciar a lo largo de mi vida, y que seguiré apreciando hasta el día de mi juicio final. Si de algo estoy seguro, es de la importancia de la música, sobre todo para mí, pues me ha ayudado en los momentos difíciles, en los felices, y, sobre todo, me ha ayudado a comprender y a vivir la vida mucho mejor.


"El contenido del vídeo no es de mi propiedad, sino que el tema And then I kissed him pertenece a Hans Zimmer."
  

sábado, 24 de noviembre de 2012

He fallado...

     He fallado. Me he fallado a mí mismo. No he podido olvidarte... Juré que te olvidaría, pues el dolor de verte con otro era demasiado grande para mi corazón. Pero he fracasado estrepitosamente...
     Me di cuenta el otro día, cuando te vi sonreír, una vez más. Tu rostro me cegó con su luz, una luz que quedó grabada a fuego en mi mente; fue como un "shock": todo mi cuerpo se estremeció por el vuelco que dio mi corazón. No pude sostenerte la mirada; tu luz me cegaba, como una sombra que ve el sol por primera vez.
     Lo he intentado, de verdad.  Intenté alejarme de ti, pero no pude; tu imagen seguía latente en mi alma. Incluso cuando estaba con otras personas tu recuerdo acechaba mi mente. Tu aroma, tu rostro, tu voz, tu risa, tus ojos, tu cuerpo... todos mis recuerdos sobre ti venían súbitamente a mi cabeza. Me pregunté, en ese momento, qué era lo que me había hechizado de tal manera... hallé la respuesta: fue tu sonrisa. Conjuraste un encantamiento sobre mi alma sin articular palabra, sólo con sonreírme hiciste que cayera bajo tu embrujo.
     Ahora me pregunto, ¿qué debo hacer? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Cómo debo reaccionar? Estoy en una encrucijada mucho más grande que la anterior. Decidí olvidarme de ti para no hacerme daño, intentar olvidar ese amor que surgió de la nada. Pero, ahora, al darme cuenta de lo imposible que me resulta  olvidarte, no tengo una segunda opción. Tan sólo me queda sufrir, sufrir como nunca antes había sufrido; deberé cargar con los remordimientos cada vez que te vea...
     Sin embargo, algo me dice que tengo otra opción, pero esperaba no recurrir a ella... esa vía de escape, tan horrorosa que ni siquiera he podido planteármela, es la huida, huir de ti, no volver a verte nunca más... no, no estoy dispuesto a ello; lo dije una vez y lo volveré a repetir: te aprecio demasiado como para dejar de verte, como para dejar de hablarte...
     Así que elegiré el sendero menos transitado, y el más doloroso, para mí: convivir con el sufrimiento. Pero mi alma me dice que esté tranquilo, que no pierda la esperanza, algo que a día de hoy parece un esfuerzo titánico... 
     Decidido está... pero, ¿quién sabe? La vida me depara muchos secretos, muchas sorpresas; tal vez, algún día, encuentre a otra mujer que me haga sentir lo mismo que siento por ti, haciendo, a su vez, que te olvide. Pues, como se suele decir, un clavo saca otro clavo, ¿no?


"El contenido del vídeo no es de mi propiedad, sino que el tema The Road Less Travelled pertenece a City Of The Fallen".
   

martes, 20 de noviembre de 2012

Lo que quiero...

    "¿Qué quiero en realidad?", me preguntaba el otro día. Todavía no lo sé a ciencia cierta, sólo puedo llegar a atisbar qué me gusta, qué es lo que me hace sentir vivo.
    Quiero leer a todas horas; leer poesía: a lord Byron, a Charles Baudelaire, a Walt Whitman, a Robert Frost, etc.; leer novelas: bélicas, negras, de fantasía...; leer teatro: Shakespeare, Calderón de la Barca, y demás. Quiero verme sentado, en un futuro, en un sillón frente a una chimenea junto con mi perro, un labrador, al que llamaré "Hamlet", mientras leo una buena novela.
     Quiero pasear por bosques, a través de senderos de tierra; acariciar al viento cada vez que extienda mis brazos mientras me hallo en un acantilado, a un paso del abismo; respirar aire puro en las montañas; admirarme una vez más con la belleza del inmenso mar azul; sentarme en la hierba, en medio de la naturaleza, para poder meditar y sentir cómo fluye la vida a través de la madre tierra.
    Quiero reírme, la chispa de la vida y de la felicidad, con mis amigos, con mis seres queridos, a todas horas; quiero estar con mi familia, sentir esa calidez que sólo ellos te pueden dar; quiero tener una sonrisa las 24 horas del día, incluso cuando esté durmiendo, pues eso significará que tengo un sueño plácido.
     Quiero coger de la mano a esa persona especial y pasear hasta el fin de los días con ella, sin mediar palabra, solamente nuestras esencias serán las que articulen las palabras sin sonido; mirarla a los ojos, y descubrir, entonces, la verdad del mundo, la verdad del universo... descubrir mi existencia en sus pupilas; observar cómo sonríe cada vez que gasto alguna broma o cuento algún chiste; quiero sentirme el hombre más feliz del mundo cuando esté con ella.
      Quiero desprenderme de este cuerpo terrenal, que mi alma vuele libremente hacia los lugares más ignotos, a los planetas y galaxias más lejanos; que ésta surque los mares y cielos, sobrevolar los parajes olvidados por el hombre, alejarme de este mundo, llegar a ver lo que nadie ha visto...
      Quiero saber lo que nadie sabe, averiguar lo que apenas intuyo; quiero tener el conocimiento supremo, llegar al mundo de Platón y descubrir una luz que muy pocos pueden llegar a ver en este mundo de sombras.
       Quiero... vivir.


"Este vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que la pieza musical Reaching pertenece al grupo musical Audiomachine".

jueves, 15 de noviembre de 2012

Mi tierra...

    Me despertó el sonido del motor. Ahí estaba yo, en el autobús, rumbo a mi tierra natal, con la cara pegada al cristal. Me había invadido el sueño durante casi todo el trayecto, y ahora, en el tramo final de éste, me despierto.
    Ha sido un largo y tedioso viaje, pero entonces miro la montaña que se alza orgullosa allá, a lo lejos, y todas las penas se desvanecen. No es una gran montaña, ni mucho menos, pero es "esa" montaña, no hay otra igual en el mundo. Además, es la montaña que me permite saber que allí está mi pueblo, el lugar donde nací, donde está mi familia. Una sonrisa se dibuja en mi rostro sin quererlo; es inevitable, cada vez que veo a ese entrañable pedrusco una sensación de paz y tranquilidad se adueña de mí.
    Es extraño; ¿cómo una roca puede evocar semejantes sentimientos? Una existencia que ni siquiera es consciente de que existe, eso es una roca. Pero, a medida que me acerco a mi destino, me doy cuenta: no es la montaña la que me evoca esa sensación de paz, tan ansiada y buscada y que pocas veces podemos hallar, sino que somos nosotros los que le infundimos sentimientos: vertemos nuestro cariño y afecto a un objeto inanimado, convirtiéndose éste en algo verdaderamente especial para el resto de nuestras vidas.
    El trayecto continúa, y cada vez estoy más cerca de pisar tierra otra vez. Ahora la montaña se muestra ante mí con todo su esplendor. La felicidad, ese sentimiento tan complejo, me desborda. Todas las penurias que me han ocurrido a lo largo de la semana desaparecen, mágicamente. Pero si con esto no tenía suficiente, atisbo en la lontananza el mar azul... ¡ah! ¡el mar...! Pocas cosas en este mundo son tan bellas y misteriosas como el mar. Tan peligroso y tan bello al mismo tiempo.
    La tierra y el mar se funden en un abrazo, como dos amantes que se encuentran tras largo tiempo separados. La montaña alarga un brazo hacia el agua, como queriendo decir "no te alejes, quédate conmigo". 
    Cierro los ojos una vez más, pero esta vez sin ánimo de dormir, sino con la intención de encontrar esos sentimientos que guardo en mi alma y que afloran nada más ver el mar y la montaña. Sentimientos de felicidad, amor, paz y seguridad. Sí, seguridad... porque cuando atravieso, por fin, el límite exterior de mi tierra me siento como si un gigante de piedra nos custodiara a todos y a cada uno de los que viven a su sombra, vigilando eternamente por nosotros.
     El bus llega a su destino. Recojo mis pertenencias, me dispongo a apearme de ese vehículo infernal y me despido con alegría del sonido inmundo del motor del susodicho trasto, con la esperanza de no volver a subir a semejante cosa.
     Nada más pisar tierra, inspiro una bocanada de aire: ¡ah! ¡esto sí que es aire puro, y no lo de la ciudad! Observo a grosso modo el paisaje que me rodea: los árboles se extienden a lo largo de la montaña, la cual me da la bienvenida ofreciéndome un magnífico atardecer, pues el sol se oculta tras ella, cual niño tras las faldas de su madre; el mar se extiende con toda su magnificencia a lo largo de la costa. De repente, una brisa de aire fresco invade el lugar; cierro los ojos y extiendo los brazos para disfrutarla... estoy en casa.


"El contenido del vídeo no es de mi propiedad. El tema Opalescence pertenece a Thad Fiscella".

lunes, 29 de octubre de 2012

Lluvia + café + música = sueño...

    La lluvia cae grácilmente sobre la ciudad. La gente corre para resguardarse; los coches tienen el parabrisas en marcha; el ambiente cargado que se respiraba se desvanece por momentos... y yo a paso lento, mojándome la gabardina con el agua de la lluvia, disfrutando del espectáculo.
    Llego a una cafetería; me acerco a la mesa del rincón, junto al enorme ventanal; dejo la gabardina en la silla de enfrente y me siento. La camarera, muy amablemente, me toma nota enseguida: un café, como siempre.
    Pocos minutos después, me hallo mirando el exterior por el ventanal mientras me tomo el café. Me gusta este local, han puesto un poco de jazz, lo que le da cierta "magia" al ambiente. Inhalo el aroma del oscuro café... ¡ah! ¡soberbio!
    Las gotas de lluvia recorren el cristal del ventanal, me otorgan un pase para ver una carrera entre ellas: ¿ganará la gota de la izquierda o la de la derecha? No lo sé, ambas se deslizan muy rápido. ¡Diantre! ¡La de la derecha ha cogido velocidad! ¡Va a ganar la de la derecha...! ¡¡PUUM!! Algo hace que me desconecte de tan asombrosa carrera: un nuevo cliente, ha entrado corriendo porque se estaba mojando; parece ser que la lluvia empieza a caer con más fuerza.
    Bueno, ya no sé quién ha ganado la "carrera". Me río para mis adentros, sigo siendo un crío; pero, en cierto modo, me alegra conservar a "ese niño" en mi interior, me hace sentir "más vivo".
    Saco una libreta y un bolígrafo de un maletín que llevaba conmigo; contemplo una vez más el ventanal para ver cómo llueve. ¡Ah! ¡Me encanta que llueva! Es cuando más relajado estoy. Cierro los ojos; dejo que el sonido de la lluvia me inspire... y empiezo a escribir en mi libreta mientras apuro mi café.
     Un sueño hecho realidad. 


"El tema When I Fall In Love no es de mi propiedad; pertenece a Chris Botti"

miércoles, 24 de octubre de 2012

Una noche triste.

     ¿Has sentido alguna vez la tristeza? Sí, seguramente. Doy por hecho que has notado alguna vez cómo tu cuerpo está más fatigado de lo normal, cómo intentas exigirle más, pero sólo te responde con más pesadez, con más cansancio; del mismo modo, también doy por hecho que has sentido cómo tu estado de ánimo descendía a lo largo del día, cómo has pasado de estar sonriente a tener una línea recta, imperturbable, en tus labios, no dejando ver ningún atisbo de alegría; habrás notado que no tienes ganas de hablar, de pensar...
      En esos momentos no eres persona, eres un autómata errante, que vaga por la tierra sin sentido alguno. Te preguntas por qué estás así, y probablemente halles la respuesta, pero tal vez no quieres saberla porque sabes que te entristecerá más aún; sin embargo, maldita sea nuestra naturaleza, no dejas de pensar en ello, entrando en un bucle que parece no tener fin.
      Lo normal en estos casos es que estés triste por una minucia: te sientes un inútil por no haber acertado a ninguna de las respuestas; crees que podrías hacer las cosas mucho mejor; has dicho en voz alta algo que tendrías que haberte callado, pues has herido a quien te ha escuchado y a ti mismo...
      Tal y como dije el otro día, te invadirá la soledad; querrás estar solo, no querrás hablar con nadie. Pero como ya comenté, no es bueno quedarse solo. La única solución a la tristeza, la única salida a ese bucle, es abrirte a los demás, contárselo a alguien de confianza, desahogarte, charlar con tus amigos, reírte con ellos. La risa es la cura de todo mal del alma, a todo mal anímico.
      Sin embargo, como todos hemos sufrido la tristeza en algún momento de nuestra vida, puedo decir que todos deberíamos estar, al menos, un momento a solas con nosotros mismos, para reflexionar y recapacitar, para no volver a caer en el mismo error... no hay mejor momento para ello que la noche, al amparo de la oscuridad, la luna y las estrellas: cuando estás verdaderamente solo, sin nadie a quien preocupar, sin nadie a quien molestar con tus quebraderos de cabeza...
      Ahora, dejo de escribir, amigos míos... la noche ha llegado, y con ella, mis divagaciones.


"El tema Silent Tears no es de mi propiedad, sino que pertenece a los creadores de Last Window: The Secret Of Cape West".

domingo, 21 de octubre de 2012

Mi "más allá"...

     ¿Qué ocurrirá cuando ya no vivamos, cuando nuestra alma deje este lugar? Tal vez la mayor pregunta que el ser humano pueda plantear, y posiblemente la que más interrogantes aclare con su respuesta...
     No voy a engañarme a mí mismo: no podré encontrar la respuesta por mucho que reflexione. Pero sí tengo una cosa clara: como ser humano que soy, tengo el poder de imaginar y pensar lo que se me antoje sin que nadie me lo impida, pues es una característica de la naturaleza humana, que algunos aún no comprenden. Por lo tanto, simplemente se puede pedir respeto por las creencias de los demás y por las nuestras propias. Pero bueno, no iba a hablar sobre el respeto, sino del "más allá".
     ¿Qué nos depara al morir? Lo ignoro; ¿encontraremos unas escaleras de cristal que nos llevarán al cielo? o, quizá, ¿encontraremos un sinfín de nubes blancas y una enorme puerta dorada custodiada por un anciano sonriente que nos dirá cuál es nuestro destino final según hayamos vivido una vida virtuosa o una vida llena de maldad?; ¿tal vez la muerte sea el despertar de un sueño llamado vida?; ¿o podría ser que nos encontremos con un ser querido que falleciera hace largo tiempo y que éste nos explicara la Verdad?
     No lo sé; las posibilidades son infinitas. ¿Qué ocurriría si, por el contrario, no existiera un más allá; que morimos sin más? ¿Seremos conscientes de nuestra muerte? ¿Nos reencarnaremos en alguna otra criatura viviente, en otro ser humano? Oscuro es el campo de las respuestas a esta cuestión; no tenemos nada que arroje luz verdadera...
     ¿Seremos acogidos por Dios? ¿Nuestra alma bajará a las profundidades del mundo y deberemos pagarle el viaje a un barquero decrépito a lo largo de la laguna Estigia para atravesar el Hades hacia los Campos Elíseos o hacia el Tártaro? ¿Nos adentraremos en un jardín de luz, fauna y naturaleza donde todo es perfecto?  
     Personalmente, me gustaría pensar que no nos reencarnamos al morir, pues éso supondría que mi alma ha viajado a lo largo de los siglos y que no recuerdo nada de "mis vidas pasadas", lo que supondría, a su vez, que el no recordar sería como no haber vivido, cosa que no quiero olvidar. Quiero saber que he vivido y no he malgastado mi vida, que hemos venido a este mundo por una razón, que no estamos "de paso".
     De modo, que prefiero pensar que, al morir, despertaremos envueltos en una luz cegadora; admiraremos un lugar inmenso, lleno de luz y colores vivos, con árboles, agua y muchísima gente, de todas las edades, lugares y épocas, sonriendo, jugando y divirtiéndose. Nos giraremos sobre nosotros mismos para ver que volvemos a ser jóvenes y que nuestro cuerpo está rodeado por un aura astral, de luz. Entonces, oiremos una voz, intensa y profunda, pero nada temible, que nos llamará; seguiremos, instintivamente, a la voz, pues nos transmite mucha calidez y nos resulta conocida. Cuando lleguemos a nuestro destino, una luz gigantesca se nos aparecerá dándonos la bienvenida; la luz tomará figura humana, la de un joven de unos treinta años, vestido con una radiante túnica blanca, que se apartará mostrándonos aquello que nos faltaba en ese lugar de ensueño: nuestros seres queridos... en ese momento lo tendría todo; al fin, descansaría en paz...
   

"El tema In The Next Life no es de mi propiedad, sino que pertenece a Gothic Storm."

jueves, 18 de octubre de 2012

Soledad

     Schopenhauer dijo una vez: "La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes". Arthur, amigo, no estoy de acuerdo contigo.
     Si bien es cierto que la soledad puede llegar a ser un gran bálsamo para el hombre actual, puede también llegar a ser su perdición. Cuántas veces habremos vivido situaciones en las que preferíamos estar solos, que nos dejaran en paz para poder reflexionar, para poder hallar una respuesta a aquello que nos perturbaba. En esos momentos estar solo era un remanso de paz y tranquilidad. Sin embargo, también era una huida fácil, un escondite a nuestros problemas; suponía no querer enfrentarse a lo que nos aterraba, salir con el rabo entre las piernas, en vez de hablar de ello con amigos, familiares y demás o, por qué no, encarar el problema y solucionarlo.
     ¿Pero por qué en esas situaciones optamos por estar solos? Sencillo: porque nos encanta el sabor de la soledad; somos adictos a su esencia, a sus efectos, a sus consecuencias... disfrutamos cada instante que pasamos lejos de la sociedad, lejos de nuestro mundo. Sin embargo, la soledad no siempre nos deja un buen regusto.
     Hay momentos en la vida de ciertas personas en los que se ven a ellas mismas en un futuro, solas, desamparadas, sin nadie con quien pasar el resto de su vida, sin nadie a quien amar... ese tipo de soledad, creedme, no es nada placentero. Imaginar que estás destinado a estar solo, destinado a ver cómo transcurre tu vida y la de tus conocidos sabiendo que la suya ha cambiado para siempre mientras que la tuya sigue estancada en un pozo que, al parecer, no tiene fondo. Es en esos momentos, querido Arthur, en que piensas que mereces algo mejor, que la vida te ha premiado con la peor recompensa de todas: la soledad.
     Pero la razón no estriba en que el ser humano sea un animal que viva en sociedad, como nos quería hacer creer Aristóteles, pues en ocasiones tiraríamos a la sociedad por la borda si fuera posible, pues no nos deja evolucionar como espíritus libres. No, la razón de que la soledad sea tan amarga es porque el ser humano es una criatura llena de pasión, de sentimientos, un ser con alma... tales cosas como el amor, la amistad, la tristeza, la ira son cosas que tan sólo el ser humano puede experimentar.
     Hacías bien, Arthur, en pensar que al estar solos evadimos las tentaciones de la vida y que éso nos ayudaba a reflexionar, pero son esas tentaciones las que nos hacen estar vivos, las que nos hacen sentir que tenemos una razón para estar en este mundo. Sentir cómo palpita tu corazón y cómo se revoluciona todo tu cuerpo al ver a la mujer que amas; sentir la agradable melodía de las risas en una tarde con tus amigos; sentir una calidez en el pecho cuando estás reunido con tu familia y que, en ese momento, todo va bien y que nada puede estropear tu felicidad... éso, querido Arthur, éso es lo que nos hace estar vivos, éso es lo que me obliga a decir que no quiero estar solo en esta vida, que quiero pasarla junto con alguien especial, que quiero sentir que mi vida ha tenido sentido...
      No quiero sentir cómo mi alma se agrieta y empieza a llorar de tristeza, de melancolía y de soledad... sólo el tiempo dirá qué ocurrirá con mi vida, pero si pudiera elegir, Arthur, elegiría vivirla junto con mis seres queridos; elegiría no estar solo...


"El tema Forever Alone no es de mi propiedad, sino que pertenece a Gothic Storm."

martes, 16 de octubre de 2012

Un anhelo en la oscuridad de los sueños.

     La oscuridad lo cubría todo; las sombras engullían todo atisbo de realidad... y sin embargo ella sabía que estaba allí. Notaba que estaba de pie, sin perder el equilibrio; notaba su propia presencia; podía verse las manos, los pies, pero nada de todo lo que la rodeaba...
     Avanzó unos pasos en la oscuridad, en busca de la salida, en busca de ayuda... nada. Dio varias vueltas sobre sí misma, para tener una mejor perspectiva de donde se encontraba, pero sólo vio oscuridad, todo era negro allá donde mirase. Empezó a asustarse.
     De pronto, algo empezó a brillar. Al principio la cegó, pero poco a poco fue distinguiendo una figura, un hombre; cuando estuvo lo bastante cerca pudo divisar su rostro: era él. Un aura de luz le envolvía el cuerpo, sin embargo, nada de lo que los rodeaba había cambiado. Pese a esto, una sensación de comodidad la invadió.
     Él le sonrió, su sonrisa la reconfortaba, le daba calidez; ella le devolvió la sonrisa, por lo que él sonrió más aún. Acto seguido, él extendió su brazo, ofreciéndole la mano, mientras seguía sonriendo. Cuando ella alargó la mano en busca de la suya, una sombra de duda la atravesó... él se percató de ello, y la sonrisa se le fue del rostro, pero seguía aún extendiéndole la mano. Ella, dubitativa, seguía sin reaccionar; tras unos segundos, un amargo rostro de tristeza asomó en la cara del chico, con unas lágrimas surcándole la faz...
     El muchacho cerró los ojos, pero seguía llorando... ella se dispuso a decir algo, pero, entonces, él abrió los ojos y un fuego vivo apareció en su mirada; ella se sobresaltó, pero no más que cuando vio que de la mano del chico empezaron a brotar unas llamas que, poco a poco, se iban extendiendo por el brazo...
     Él, ajeno a lo que sucedía, seguía ofreciéndole la mano, que ardía en llamas, pero no parecía inmutarse. Cuando las llamas alcanzaron el torso, ella ahogó un grito... las llamas le consumían, cada vez más rápido. Unas lágrimas brotaron del rostro de la chica, se sentía impotente, pues no podía reaccionar...
     Las llamas cubrieron el cuerpo del muchacho por completo, sin dejar ver ya su rostro, sólo apenas perceptible su figura y su brazo, que seguía extendido hacia ella, ofreciéndole la mano... ella lloraba desconsoladamente, pero nada cambiaba, nada sucedía...
     Entonces, se giró un viento en aquel extraño lugar, llevándose el fuego consigo, pero no dejó nada tras de sí... el muchacho había desaparecido.
     Las lágrimas de ella cesaron del asombro, pero de la sorpresa pasó a la desesperación, lanzando un grito en la oscuridad...
     Entonces, ella despertó... estaba empapada de sudor, un sudor frío; seguía en su cama, a salvo, en su habitación... había sido solamente un sueño...    

jueves, 11 de octubre de 2012

Adiós...

      ¡Ya basta! Mi corazón ya no lo soporta más. He tomado una decisión...
     Al hablar contigo me ha quedado claro: tú y yo no estamos destinados a estar juntos.  Sonríes cuando hablas de él; sonríes cuando hablas con él; nuestras conversaciones, de un modo u otro, siempre derivan en él... estoy harto. Cada vez que le mencionas es una puñalada en mi corazón, un topetazo que agrieta mi alma cada vez más... 
      Por fin me he armado de valor; ya está decidido: debo olvidarte, debo amordazar a mi corazón, torturarle hasta que deje de amarte. No estoy dispuesto a sufrir más. Será una ardua tarea, es cierto, pero lo haré por mi bien, y por el tuyo... tal vez veas en mí una sonrisa cuando hablo contigo, pero en verdad mi alma está siendo apaleada por cada una de tus palabras, por cada una de tus sonrisas, por todos y cada uno de tus movimientos. 
     No negaré que, pese a semejante tortura, algo dentro de mí se alegra cuando estoy contigo, mi alma disfruta, mi corazón goza... ¿será esto a lo que llaman "amor"? Por esto mismo no me quiero separar de ti; quiero verte todos los días, hablar contigo a todas horas, hacerte reír... hacerte feliz. ¡Ah! ¡Qué desdicha la mía! Quererte tanto que tenga que separarme de ti...
      De todos modos, todo esto es mi culpa- quiero pensar-; es mi culpa por no tener las agallas suficientes como para decirte en el momento adecuado te quiero, pero ahora ya es tarde, tu corazón escogió a aquel que tuvo el valor que me faltó a mí, por esta razón no te culpo. No tuviste otra opción para escoger... sin embargo, algo en mi ser teme que si hubieras tenido dos opciones no me habrías escogido... no quiero ni pensarlo, sólo con imaginarlo se me estremece el cuerpo.
    Por tanto, he llegado a esta conclusión: te seguiré viendo; seguiré hablando contigo, como siempre; seguiré haciéndote reír... pues no quiero perderte por completo, no quiero que desaparezcas de mi vida. Pero, por otro lado, cada vez que haga éso, reprimiré a mi corazón, a mi alma y a mis sentimientos para que no puedan quedar embelesados una vez más cuando te miro, para que no sufran más por dentro...
      Te sacaré de mi corazón, aun en contra de sus designios; viviré, a partir de ahora, con los recuerdos que quedarán en mi mente como retazos...
     En la profundidad de mi alma puedo llegar a atisbar que no olvidaré del todo lo que siento por ti, que seguirán latentes algunos sentimientos... tal vez sea por eso por lo que no puedo borrarte de mi vida, tal vez sea... porque aún tengo esperanzas de que, algún día, me ames de la misma manera en la que lo hago yo...
      Hasta ese entonces, sólo queda por decir: adiós...


 "El tema Kaisho no es de mi propiedad, sino que pertenece a los creadores de la serie animada Gankutsuou: The Count of Monte-Cristo, cuya banda sonora ha compuesto Jean Jacques Burnel."

miércoles, 10 de octubre de 2012

Imaginar

     ¿Qué bonito es imaginar, eh? Sí, sin lugar a dudas. Imaginar es, probablemente, el arma más poderosa de todas; solamente con imaginar uno puede verse reconfortado en esos días en los que el tedio y el hastío invaden nuestras vidas.
     Imaginar, ese arte al cual todos tenemos acceso. Es cierto que hay personas con mucha más imaginación que otras, pero eso no impide que todos imaginemos. 
    ¡Ah! ¡Qué grande es imaginar! Pasear por la calle e imaginar cómo sucederá tu vida, sin argumento o base alguna para apoyarte sobre el futuro que te depara. Hay un sin fin de mundos aguardándonos, a la espera de que alguien los visite.
     Imaginar historias inverosímiles, imposibles, pero que, de todas formas, suceden en tu cabeza. Imaginar, por ejemplo, cuando paseas por la calle, cómo podrías mejorar la estética de tu ciudad o pueblo; una estatua por aquí, una fuente por allá...
    Imaginar hipotéticas situaciones que sabes que no sucederán o que no han sucedido así, pero que de todos modos lo haces porque te inspira esa calma que te falta en el día a día: qué le habrías contestado a esa persona cuando no te salían las palabras en ese momento; imaginar que viajas por el mundo y ves lugares maravillosos, conoces a gente fantástica...
     Imaginar cómo sería tu vida si le hubieras llegado a decir aquello que tanto ansiabas a la mujer que amas, pero que ahora es demasiado tarde para decirlo, pues su corazón le pertenece a otro...
    Imaginar que portas una espada y te diriges a salvar el mundo junto con tu caballo; imaginar que vuelas, que recorres el mundo a la velocidad del sonido, que tienes, en definitiva, superpoderes...
   Sí... imaginar es, sin duda alguna, algo maravilloso. Pero hay que saber diferenciar la realidad de ese mundo imaginario, un mundo al cual todos quisiéramos llegar, pues imaginar también puede llegar a ser peligroso. No es aconsejable vivir encerrado en esa burbuja de cristal llamada "imaginación", pues sería vivir la vida amargamente; no podemos dejarnos embaucar por los frutos de nuestra imaginación, pues viviríamos una mentira. La locura es el único final que le espera a aquellos que escogen seguir el sendero de la imaginación durante toda su vida.
    Por lo tanto, imaginemos, sí, pero en su justa medida: lo suficiente para hacernos la vida más llevadera, para explotar nuestras facultades, para hallarnos a nosotros mismos...



"El tema My Prayer no es de mi propiedad, sino que pertenece a Simon Daum".

sábado, 6 de octubre de 2012

Despertar junto a ti.

     Desperté. El aire gélido de la mañana me enfrió el cuerpo. Pero esa sensación de frío pasó rápidamente nada más verte, a mi lado, en la cama, bien tapada con una manta. Tenías el pelo alborotado, y varios cabellos te cruzaban la cara; te aparté los cabellos del rostro... y sonreíste.
     Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver el tuyo. La felicidad despuntaba por mis poros, la calidez venía a mí con tan sólo contemplar cómo dormías. Luego, un pensamiento me vino a la mente: ¡Qué afortunado soy de poder tenerte a mi vera! 
     Me quedé mirándote un rato más, sin poderme creer que estés conmigo, al fin. Me levanté de la cama, salí al balcón para respirar aire puro. Los pájaros cantaban, el sol empezaba a despuntar entre las montañas, la brisa matutina recorría el lugar; el día estaba llegando.
     Un leve estremecimiento invadió mi cuerpo. Será mejor que entre, dije. Pero, entonces, un abrazo, el tuyo, me devolvió el calor. Te miré a los ojos, tú a los míos; te sonreí, me devolviste la sonrisa y me dijiste: buenos días.
      Eso me bastó; no necesitaba un beso, ni siquiera una caricia. Con un simple "buenos días" me bastó para saber que te amaba más aún que el día anterior. Sólo una cosa podía pensar: soy feliz.


"El tema Things Change pertenece a Simon Daum, no es de mi propiedad."

jueves, 4 de octubre de 2012

Luchar por lo que más importa...

    "El helicóptero sobrevuela la zona X. La batalla está en plena ebullición. Los soldados que están en su interior guardan silencio. Todos tienen miedo, se nota en sus caras.
El ambiente es tenso, tanto que puede cortarse con un cuchillo. De pronto, una voz interrumpe los inquietantes pensamientos de los soldados: “Vamos a aterrizar en 5 minutos, chicos. Buena suerte, de todo corazón, y que Dios os proteja.”
Esas últimas palabras trastornan a varios soldados, pues el miedo a morir se ha apoderado de ellos. Cuando parece que el pánico va a cundir entre los muchachos, el capitán hace su aparición.
Todos guardan silencio. Su capitán les mira, uno por uno, pero de entre los soldados surge un temerario que grita un sonoro “¿Por qué tenemos que luchar? ¿Por qué morir, mi capitán?"
El oficial mira al muchacho, no tendría más de veinte años. El capitán se da cuenta de que todos lo están observando. Dentro de su ser aparece la semilla de la duda, pero es exterminada con rapidez. Respira hondo, sabe lo que tiene que decir.
-¿Por qué? Porque luchamos por la libertad en este mundo, por eso luchamos. Nos corresponde a nosotros salvaguardar el orden y la paz ante aquellos que se les oponen, o al menos eso dicen los altos mandos...
Los muchachos miran a su capitán consternados; no les ha convencido. Pero el capitán no ha terminado aún...
-...Eso dicen los de arriba, pero yo, chicos, os digo que eso es mentira. No luchamos por la libertad ni la paz, si así fuera no entraríamos en guerras estúpidas. No, no luchamos por eso... Sé que todos teméis morir ahí abajo, yo también, pero os digo, aquí y ahora, que no debemos temer a la muerte, pues ella tan sólo se lleva a los cobardes, a los débiles de corazón y a los que sucumben dejándose morir. ¿Por qué morir, dices? Pues bien, he aquí tu respuesta: si debemos morir en este día, moriremos luchando, para que el Sol pueda renacer una vez más y pueda brillar en nuestros hogares; lucharemos para proteger a nuestras familias y a nuestros seres queridos. ¡De modo que coged vuestras armas y preparaos para luchar por aquello que más amáis!
-¡¡¡¡SÍÍ!!!!- Contestaron todos al unísono.

El helicóptero descendió hasta un lugar seguro. Allí bajaron cincuenta soldados henchidos de valor y esperanza, los mismos hombres que subieron al helicóptero temerosos y dubitativos. Pero, al pisar tierra, lo supieron: no iban a morir."


El contenido del vídeo no es de mi propiedad; el tema "Freedom Fighters" pertenece a Two Steps From Hell.

jueves, 27 de septiembre de 2012

La elegida.


El Sol descendía sobre el horizonte; el mar era un charco de agua, tranquilo, impávido; las nubes, junto con el cielo, tenían un color anaranjado; las olas chocan suavemente contra la arena, en un abrazo sin fin, ambas condenadas a quererse.
Y yo, en la playa, alcé la mirada… y lo vi claro: ella es la elegida. No podía explicarlo, pero lo sabía… ¿quién me dio la respuesta? No lo sé; tal vez fuera ese ambiente mágico que se crea en un magnífico atardecer, tal vez fuera Dios, quien actuó sobre mí a través de la  brisa marina… no tengo la más remota idea. Sin embargo, así fue, mágico, tal y como veo las cosas cuando estoy con ella.


"El vídeo musical no es de mi propiedad. El tema Destiny of love pertenece a Yiruma."

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hola, Providencia...


Entonces, y sólo entonces, la miré...Su cabello, brillante como los rayos del Sol, captaron mi mirada. El tiempo se detuvo. En ese preciso instante no existía nadie más en el mundo excepto nosotros dos.
Sus ojos... ¡Qué ojos! Verdes, como una esmeralda a la cual la luz del día vuelve incluso más hermosa.
"¡BUM BUM! ¡BUM BUM!" Podía escuchar claramente como mi corazón me indicaba que ella era la mujer de mis sueños, mi musa, mi Venus...
Ella no me miraba, sino que seguía con su fino andar, seguro y hacia delante. Mi mirada la sigue. Se me escapa...Mi mundo se hace añicos con cada paso que da. ¡Debo alcanzarla!
Pero, entonces, al dar el primer paso hacia ella: desastre. El tiempo sigue su curso, y, con él, el mundo y su rutina. Ahora ella avanza más rápido que antes.
¡Maldición! La marea de gente me impide avanzar. ¡Dios mío, por favor, no dejes que se vaya!
La pierdo de vista. Ya sólo percibo su hermoso cabello...La pierdo...la estoy perdiendo...la he perdido...la perdí.
No sé cómo, pero acabo arrodillado en el suelo. El mundo recupera el tiempo perdido avanzando a una velocidad pasmosa, de la cual yo no soy partícipe. A mi alrededor todo es vertiginoso.
Aprieto las manos. ¿Llueve? No, ni una mísera gota, sin embargo, noto unas lágrimas, las mías, que sollozan dentro de mi ser, pero, ¿por qué? Algo en mi interior me da la respuesta: mi corazón, mi alma y todo mi ser saben que no volveré a verla, por eso lloro; así lo ha querido el destino.
Me levanto. Lo mejor que puedo hacer ahora es irme. Empiezo a caminar, a paso lento. Soy un ente sin alma que vaga por la tierra al perder aquello que más estima; soy una sombra que se ha despegado de su cuerpo y vaga, errante, sin rumbo; soy algo aferrado a esta vida, aferrado a alguien, sin poder encontrar descanso: soy… un fantasma.


"El momento"

     ...Y ella entró por la puerta; el corazón, instantáneamente, removió todo mi ser: vello erizado, pupilas dilatadas, pierna inquieta, pulso acelerado...

     Me había prometido a mí mismo no volver a reaccionar así, pero, ¿quién soy yo para enfrentarme al dictamen del alma, a la resolución del corazón?
     Su andar, su sonrisa, su cabello... los astros se han desprendido de su belleza, ésa que tanto me fascina, y se la han otorgado, Dios mediante, a ese busto esculpido de perfecto mármol, llamado... mujer.




"El vídeo y su contenido no es de mi propiedad, sino que tema When I See You pertenece a Chris Botti".

Llega el otoño.

     Llega el otoño: los días empiezan a apagarse; la tierra decidirá sofocar su propia vitalidad; un aire gélido recorrerá las calles con paso creciente; las hojas de los árboles caerán, meciéndose con el viento, como un susurro; nuevos colores renacerán de la tristeza que deja el otoño a su paso, portando luces que intentarán suplantar la calidez perdida...
     Aun así, sabiendo que la tristeza y la melancolía invadirán la tierra, las montañas, los árboles y demás, habrá un recoveco en el corazón que se alegrará, pues nunca hubo tanta belleza en el desvanecimiento de la vitalidad de Gaya. Pero el corazón no llorará, pues sabe que, al igual que el fénix, la vitalidad de nuestra amada tierra resurgirá con renovado fulgor.

jueves, 9 de agosto de 2012

Son tiempos oscuros...

     En efecto, nos ha tocado vivir tiempos realmente oscuros, turbios y... malévolos.
     No sabría decir si todo se debe a la ya famosa crisis económica, pero creo que la crisis más culpable de que estos tiempos sean así de revueltos no es ésta que he mencionado, sino la crisis de valores. ¡Ah, Nietzsche!¡Qué razón tenías al afirmar que se avecinaban tiempos de caos al hablar de nihilismo!
     Hemos llegado a un punto no insostenible, sino un punto donde se vive el día a día indiferentemente con lo que sucede a nuestro alrededor sin llegar a darnos cuenta de la gravedad de las cosas... La sociedad empieza a preocuparme... empieza a ignorar la ley, a ignorar aquello nos mantiene estables, con un orden en las cosas. Hay leyes injustas, es cierto, y no existe nada que lo impida. Sin embargo, eso no quita que sean ley. ¿Es, pues, lícito rebelarse contra esas leyes?¿Alzarse "en armas" contra esas leyes injustas? Largo tiempo llevo preguntándome esto... y todavía no he hallado una respuesta definitiva.
     Sin embargo, sí he llegado a atisbar, a través de la reflexión (cosa que parece que la gente ha olvidado), por dónde caminan mis ideas. Cometer un delito significaba ir en contra de la ley, sea justa o no. La gente tenía ésto asumido: no había quejas, sino apoyos. Pero tal parece que la sociedad ha despertado de un largo letargo... y ha tenido un mal despertar.
     La gente está empezando a perder sus principios (si es que alguna vez los tuvieron), sus valores, la moralidad. Infringir la ley ya no lo consideran delito, sino una "obligación"... ¡Ah!¡Qué desdicha la mía!¿Si perdemos nuestros principios, nuestra moralidad y, sobre todo, nuestra capacidad de reflexionar en pos de actos meramente instintivos y, algunos, violentos, qué nos queda?¿Qué nos diferencia de los animales? ¡NADA!¡ABSOLUTAMENTE NADA!
     Muchos intentarán escudarse tras motivos presuntamente lícitos. Pero si verdaderamente son lícitos esos motivos, ¿por qué ir en contra de la ley? Hay más maneras de reclamar justicia y nuestro ordenamiento jurídico prohíbe terminantemente la autotutela (para los que no estén versados en Derecho: tomar la justicia por uno mismo). Si es lícito, se podrá reclamar legalmente ante los tribunales. Si falla esta vía, no hay que desesperar, pues siguen existiendo medios que no perjudican a nadie (físicamente al menos) y que son los que verdaderamente debemos usar.
     Aún así, los sucesos cotidianos me llevan a replantearme muchas cosas, cosas que creía que me eran imborrables, que marcarían el resto de mi vida y que de hecho ya han marcado mi vida, mi forma de ser, de pensar... La vida, pero sobre todo la sociedad, me han dado un revés tras otro, intentando demostrarme que todos mis pensamientos son fútiles, intentando convencerme de que la filosofía no sirve de nada en este mundo... Temo que lo estén consiguiendo...
     Partes de mi ser, de mi corazón, de mi personalidad, que había encadenado en lo más profundo de mi alma para no volverlas a ver empiezan a aflorar de nuevo. Esas partes desmontan todo lo que he construido durante años; son partes contra natura, contra mi propia naturaleza. No nombraré aquí esos retazos de mi persona, pues no me enorgullezco de ellos... y sin embargo son fragmentos que forman parte de todo ser humano, durante toda su historia. Son la puerta a la oscuridad que habita en cada uno de nuestros corazones. Dicha puerta debe ser evitada a toda costa si queremos un mundo mejor...
     Pero decirlo es muy fácil; hacerlo, no tanto. La influencia que ejerce esa oscuridad es muy fuerte, sólo aquellas personas con mente y corazón iluminados pueden resistir tamaña fuerza... y yo, por culpa del asedio constante de la sociedad, empiezo a caer en la oscuridad... la resistencia que ofrezco no aguantará mucho más... la luz, mi luz, está siendo consumida, cada vez más...
     En estos tiempos oscuros tengo que resistir, esa es MI OBLIGACIÓN. DEBO RESISTIR. Debo vencer a la oscuridad que habita en mi interior, para cerciorarme de que no estoy en el lado equivocado, que estoy en lo correcto. Para ello, me serviré de lo único que puedo usar: mis principios, mi moralidad y, sobre todo, la filosofía.




"El contenido de este vídeo musical no es de mi propiedad."

viernes, 3 de agosto de 2012

Dejándome llevar...


    ¡Shh...!¡Silencio! Escucha... oye... pero sobre todo siéntelo... Sí... la música nos invade... ¿No es hermoso? ¡Ohhh! Lo ha vuelto a hacer... la música está recorriendo mi cuerpo, mi piel, mi ser... 
    Ya no estoy sentado frente al ordenador... No, ahora estoy volando, sí, viajando a otros lugares que desconozco y que sólo soy capaz de imaginar... ¿Es aquello que diviso el mar? Sí, lo es. Las olas chocan frente a un acantilado... el viento me acompaña, me conduce hasta al acantilado... ¡Oh!¡Qué espectáculo!¡Gracias, Dios mío, por permitirme sentir esto!
    Espera... ya no estoy en acantilado... he cerrado los ojos un momento y me he transportado a una colina... Todo es verde aquí, la frescura de la naturaleza es palpable en el ambiente y, sobre todo, en el aire. Un río recorre las montañas. ¡Ah, Ovidio! Me temo que tu idílica prisión se estremece frente a esta visión... Acabo de hallar un nuevo concepto de la palabra "idílico", un concepto mucho más intenso, mucho más "vivo"... Esto debe ser lo más parecido al Edén de Dios. Dos ciervos, los reyes del bosque, acaban de pasar trotando a mi lado, sin inmutarse; los animales pasan cerca de mí, sienten curiosidad. Ya no soy alguien más, sino que soy "uno" más.
     Se ha girado un viento huracanado. Los animales se marchan, asustados, previniendo el peligro. Cierro los ojos para cubrirme del fuerte vendaval... para cuando los vuelvo abrir el paisaje ha vuelto a cambiar... Sigo en el mismo lugar, pero sin ser el mismo lugar. Creía estar en el paraíso... craso error. Si de verdad existe algo como el paraíso debe ser como esto... El verde ha dado paso al rojo, al amarillo, al marrón... un sinfín de colores acaba de emerger de la nada. Las hojas de los árboles caen al suelo, a un ritmo hipnotizador... El río brilla ahora, el agua refleja ese arco iris que me acaba de brindar la madre naturaleza adaptando, para sí, esos colores. La brisa mece las hojas hacia el río, y hacia mí. Cuando estoy a punto de coger entre mis manos una hoja que giraba a mi alrededor...
     La música termina... mi paraíso se desvanece, dando paso a mi habitación. Música, querida amiga, lo has vuelto a hacer... me has dejado con la miel en los labios. Pero no te culpo, no me puedo enfadar contigo. Sin ti, esta vida, como decía Nietzsche, sería un error. Te amo demasiado como para que salga una sola palabra  de odio hacia ti... No, no debo culparte, sino darte las gracias. Gracias por hacerme viajar, una vez más...

"El contenido de este vídeo musical no es de mi propiedad, sino que pertenece a Chris Botti."

lunes, 23 de julio de 2012

Melancolía lunar

     El otro día, tuve el placer de contemplar un cielo completamente estrellado, un inmenso manto azul bordado con diminutos diamantes, cada uno de ellos de un valor incalculable, con la luna como estampado principal. La luna, reina de la noche, nos deleitó, una vez más, con su belleza sin par, con su luz plateada, capaz de ensimismar a todo ser vivo que pise esta tierra con su poder atrayente.
     Tenía ante mí uno de esos cuadros que nos otorga la naturaleza, si bien éste es más asiduo a aparecer a diferencia de otros, no por ello menos bello. La magia del momento, el poder de la luna y de las estrellas que antes he mencionado, produjo en mí un sentimiento, un vacío, una "melancolía lunar", tal y como verdaderamente se denomina a dicho poder.
     La melancolía lunar me hizo pensar, como la mayoría de la humanidad habrá hecho a lo largo de su historia al ver la luna y las estrellas, en nuestra insignificancia, en la inmensidad del kosmos, en el deseo de poder volar, por uno mismo y no mediante artefacto alguno, y llegar a la luna, poder tocarla con las manos... Todo esto se derivó, irremediablemente, en una serie de pensamientos existenciales, base primordial de la filosofía. ¿Qué es el hombre sino una hormiga entre tanta inmensidad, una ínfima parte de algo tan vasto e incalculable...?¿Por qué está aquí el hombre?¿Hay algún propósito oculto que el hombre no ha sido capaz de averiguar en los miles de años que lleva pululando por la Tierra?¿Nacemos sólo para morir...?
     ¡Ah! Angustia, eso fue lo que sentí verdaderamente tras venirme a la mente tantas preguntas. Sin embargo, no me resigné sino que mi vena filosófica salió a la superficie. "No es posible que todos y cada uno de nosotros hayamos nacido destinados simplemente a perecer al cabo de un tiempo, un lapso de tiempo diferente para cada uno de nosotros", me dije. El ser humano, dotado de raciocinio y de la capacidad de modelar el mundo a su antojo, no puede, pues, resignarse a permanecer en la Tierra sin propósito alguno, pues el hecho de que poseamos ese don para modelar lo que nos rodea es argumento suficiente, para mí, para hallar un atisbo de luz en un asunto demasiado oscuro, demasiado turbio...
     Dejando de lado la teología, camino paralelo a la filosofía, tomado por muchos para dar explicaciones a la creación del mundo y, sobre todo, del hombre, pues también intenta hallar la misión del hombre en la vida, y no por ello menos válido, intenté buscar la respuesta. Obviamente, no la hallé. Sin embargo, una idea pasó por mi cabeza, tal vez equivocada, pero aún así, hasta que nadie me demuestre lo contrario, creeré en ella.
      Aquello que me vino a la cabeza fue esto: como me parecía inconcebible que el ser humano, algo verdaderamente complejo, no tuviera sentido en la vida, pensé que todos tenemos una misión, pero no una misión colectiva, sino individual. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia misión, sea cual sea, y al ser ésta de ámbito individual, puede concebirse como un derecho, pues no como deber: todos tenemos el derecho a averiguar qué somos, qué hacemos aquí y qué debemos hacer. Pero como derecho, también todos tenemos el derecho a renunciar a dicha búsqueda, a vivir según dicte la Providencia.
     Por tanto, cada uno de nosotros tenemos una misión en la vida, pero sólo nosotros podemos elegir si emprender su búsqueda y, una vez hallada, cumplirla o renunciar a ella o a su cumplimiento. En cuanto a mí, sigo buscando.

"El contenido del vídeo no es de mi propiedad. La pieza musical Infinite White pertenece a Steve Jablonsky  y a los creadores de la película Transformers."