¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

miércoles, 24 de octubre de 2012

Una noche triste.

     ¿Has sentido alguna vez la tristeza? Sí, seguramente. Doy por hecho que has notado alguna vez cómo tu cuerpo está más fatigado de lo normal, cómo intentas exigirle más, pero sólo te responde con más pesadez, con más cansancio; del mismo modo, también doy por hecho que has sentido cómo tu estado de ánimo descendía a lo largo del día, cómo has pasado de estar sonriente a tener una línea recta, imperturbable, en tus labios, no dejando ver ningún atisbo de alegría; habrás notado que no tienes ganas de hablar, de pensar...
      En esos momentos no eres persona, eres un autómata errante, que vaga por la tierra sin sentido alguno. Te preguntas por qué estás así, y probablemente halles la respuesta, pero tal vez no quieres saberla porque sabes que te entristecerá más aún; sin embargo, maldita sea nuestra naturaleza, no dejas de pensar en ello, entrando en un bucle que parece no tener fin.
      Lo normal en estos casos es que estés triste por una minucia: te sientes un inútil por no haber acertado a ninguna de las respuestas; crees que podrías hacer las cosas mucho mejor; has dicho en voz alta algo que tendrías que haberte callado, pues has herido a quien te ha escuchado y a ti mismo...
      Tal y como dije el otro día, te invadirá la soledad; querrás estar solo, no querrás hablar con nadie. Pero como ya comenté, no es bueno quedarse solo. La única solución a la tristeza, la única salida a ese bucle, es abrirte a los demás, contárselo a alguien de confianza, desahogarte, charlar con tus amigos, reírte con ellos. La risa es la cura de todo mal del alma, a todo mal anímico.
      Sin embargo, como todos hemos sufrido la tristeza en algún momento de nuestra vida, puedo decir que todos deberíamos estar, al menos, un momento a solas con nosotros mismos, para reflexionar y recapacitar, para no volver a caer en el mismo error... no hay mejor momento para ello que la noche, al amparo de la oscuridad, la luna y las estrellas: cuando estás verdaderamente solo, sin nadie a quien preocupar, sin nadie a quien molestar con tus quebraderos de cabeza...
      Ahora, dejo de escribir, amigos míos... la noche ha llegado, y con ella, mis divagaciones.


"El tema Silent Tears no es de mi propiedad, sino que pertenece a los creadores de Last Window: The Secret Of Cape West".

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