¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

sábado, 18 de mayo de 2013

Te acaricié

Desperté a las tantas de la madrugada. Miré a mi alrededor, por toda la habitación, escrutando la oscuridad.
Pero no tuve que buscar mucho... mi mirada se posó sobre tu cuerpo. Estabas a mi lado, durmiendo, una vez más. Ya no sé cuántas veces he hecho este "ritual", pero siempre me ocurre lo mismo: te miro mientras duermes plácidamente, y una sonrisa se escapa de mi rostro.
Alargué mi mano y te acaricié el rostro, temiendo despertarte, pero una sonrisa inconsciente fue lo que recibí por respuesta. Ese gesto me llenó de gozo. Te aparté los cabellos que cubrían tu cara, para ver tu rostro una vez más antes de acostarme. Tomé una decisión: que a partir de ese momento quería ver tu rostro antes de acostarme, nada me haría más feliz.
Me acomodé en la cama una vez más. Cerré los ojos, y pensé que te quería a mi lado para el resto de la eternidad.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Quiero chillar.

Ahora mismo sólo deseo una cosa: gritar. Chillar, maldecir, despotricar... decir a los cuatro vientos que estoy hasta los mismísimos de todo.
A Fortuna, al karma, al destino, a Pepito Grillo... ¡QUE OS DEN POR EL CULO! 
Una cosa pedí, una: que me otorgasen fuerzas, la capacidad necesaria, para superar mis pruebas, mis obstáculos. Si bien todo depende de mí, yo ofrecí todo el esfuerzo que pude... pero lo que yo quería no era ayuda, sino simplemente que me ayudarais a mantener en mí todo ese esfuerzo, y no que se diluyera como el agua en el momento en que veo que el obstáculo que esperaba ver se transforma en algo que no preveía.
Fortuna se ha puesto el uniforme de camarero, y siempre recomienda la opción más cara de todas. ¿Una dosis de congoja? Sí, por favor, con guarnición doble; ¿unas lagrimitas para darle "sabor" al plato? Échale, échale... no te cortes.
Esto empieza a ser un esperpento, y no siento más que impotencia y rabia, mucha rabia. Y al final, como todo esperpento, el desenlace será el que nadie se esperaba, salvo el protagonista, que lo empieza a intuir cuando todo parece que vaya a acabar.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Ya no veo tu rostro...

"El vídeo y su contenido no son de mi propiedad. El tema Uncertain es de Simon Daum".


Ya no veo tu rostro en el horizonte...
Tu silueta, antes clara como el agua, empieza a desaparecer poco a poco de ese cielo azul, que parece indicar el final del mar.
No hace mucho miraba en lontananza, allende mar, y un rostro aparecía en el cielo, sobre las aguas. Ese rostro era fruto de mi imaginación, lo sé, pero era tan nítido, tan real... Todos los días, a todas horas... siempre estabas conmigo, aunque no estuvieras presente. Tu cabello ocultaba tu lindo rostro, pero, en un abrir y cerrar de ojos, levantabas la cabeza y me mirabas fijamente. Esos ojos, claros y profundos, me escrutaban, me atravesaban el alma, me quemaban... pero aun así no apartaba la vista, pues deseaba verte con todo mi corazón.
Pero, ahora... miro al mar, a mi querido mar, consuelo de los que no hallan cariño, y apenas una sombra aparece... Ya no distingo tu figura, es una mezcla de sombras que se desvanecen con las nubes...
Sé muy bien qué ocurre: empiezo a olvidar, empiezo a volver a ser como antes; estoy involucionando poco a poco. Se supone que debería alegrarme de librarme de tu yugo, de ese yugo que tanto he llegado a amar, pero no es así.  Cada día que pasa me siento más triste, ya no noto esa calidez que hasta ayer sentía en mi pecho... 
Me falta algo; estoy... vacío.