¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

martes, 24 de noviembre de 2015

Las caricias del beso

Déjala entrar...
Deja que sus manos acaricien tu cara y que cada poro de tu piel se erice, víctima del cálido fuego que empieza a arder dentro de tu pecho.
Siente cómo sus pupilas se dilatan al contactar con tu cuerpo; siente como sus labios tiritan, nerviosos, por lanzarse a tapar cualquier sonido que provenga de tu boca.
Los latidos de tu corazón suben por tu cuello, tensan todo músculo que encuentran a su paso.
Cierras los ojos y todo se vuelve oscuro, pero sabes que no hay más luz que la que se encuentra frente a ti, descubriendo hasta la más mínima fibra de tu ser, y tú haciendo lo propio con ella.
Los recuerdos se agolpan a las puertas de tu mente. Recuerdas cómo la mirabas en la distancia; recuerdas cómo te sorprendió que el pelo corto pudiese gustarte tanto; recuerdas cómo esa sonrisa hacía que tu mundo se quebrase temporalmente.
En ese instante abres los ojos. Te das cuenta que creías ser de piedra; que era imposible que volvieses a sentir algo por otra mujer...
Déjala entrar... déjala entrar para que pueda abrazar y curar tu alma...