¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

jueves, 26 de septiembre de 2013

De nuevo, una sonrisa...

"El vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que la BSO de Los puentes de Madison pertenece a Lennie Niehaus".



Sí, otra vez una sonrisa; una sonrisa me ha encandilado.
Lo admito: hasta este momento jamás me había fijado en lo bella que es tu sonrisa, pero ahora que te veo reír todos los días no puedo evitar fijarme. Un nuevo resplandor me ha sonreído, una nueva luz empieza a alumbrar mi vida...
Apenas un destello, es cierto, pero un destello de luz, al fin y al cabo. No ha sido, ni mucho menos, como aquella luz cegadora que destruyó todos y cada uno de mis cimientos con un sólo rayo de luz divina. No, jamás sentiré nada igual, y por eso recordaré hasta el fin de mis días la intensidad de aquella luz pasajera que me hizo temblar de emoción.
Por esta razón, he podido atisbar la diferencia entre ambas luces. Aquella claridad pasada vino de súbito, de un golpe rápido y certero; este fulgor, en cambio, ha llegado a mí poco a poco, de forma suave, casi imperceptible, pero no lo suficiente como para que no me diera cuenta.
Ahora, puedo afirmar que deseo abrazar este resplandor, que me llega cada día que pasa con más fuerza; deseo acariciar la calidez que emite a su alrededor, respirar su esencia; lo deseo, y lo he llegado a desear sin darme cuenta, de modo inconsciente...
Una sonrisa; de nuevo, una sonrisa... una sonrisa y su luz son las que me han hechizado...

viernes, 6 de septiembre de 2013

Si hubiera podido rectificar...


Le he fallado...
Me he fallado a mí mismo...
Creí que lo hacía por el bien de mi corazón; creí que si me alejaba de la luz hallaría consuelo en la penumbra... pero sobrepasé el límite entre luz y oscuridad, y ésta última me ha engullido por completo.
¡Oh! Olvidaba cuán frío y doloroso puede llegar a ser el abrazo de la oscuridad; olvidé la calidez de la luz por un instante, y ese descuido lo recordaré por el resto de mi vida...
¡Dios! ¡Me consumo! ¡Me estoy consumiendo! El doloroso e inhumano ardor de las temibles llamas del averno no pueden compararse siquiera a lo que estoy sintiendo... ¡Muero! ¡Muero a cada instante!
Y lloro, lloro implorando perdón por mi insensatez... pero es un llanto ahogado, pues no articulo sonido alguno. ¿De quién espero perdón, pues, si nadie puede oírme?
Un rostro, un rostro que creía haber guardado en lo más hondo de mi ser se me aparece durante mi martirio. Por un instante, contemplar semejante faz celestial, casi divina, calma mi dolor y tranquiliza mi alma, recordando que llegué a amar a un ángel. Pero, de pronto, la imagen que se había formado ante mí da media vuelta y se marcha, a paso lento... Y con cada paso que da, mi corazón se oprime causando un grito de dolor estremecedor, que habría sido capaz de hacer palidecer al mismísimo Lucifer si hubiera podido articular algún sonido...
La figura se desvanece, y me deja solo con mi tortura... ya no me duele saber que fallé, me duele saber que aún sigo amando a ese ángel, me duele saber que debería haber obedecido a mi alma y no a la fría lógica...
Si tan sólo hubiera podido rectificar...

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Me vi obligado a olvidar

"El vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que el tema Portuguese Love Theme pertenece a Craig Armstrong, encargado de la B.S.O de la película Love Actually".

No sabría decir con certeza si he llegado a cumplir mi propósito. Algo dentro de mí me indica que sí, que así es: que te he olvidado.
A decir verdad, más que un propósito fue una obligación. Si quería estar a tu lado, debía censurar mis sentimientos por ti. Me ha costado, es cierto... pero creo que lo he logrado. Y, sin embargo, aún hay ocasiones en las que diría que no puedo verte de otro modo, del modo en que se mira a la persona amada.
Son esas ocasiones las que me hacen pensar que no he cumplido mi objetivo... pero las lágrimas, el dolor, la desesperación y todo cuanto sentí al principio de este sendero tortuoso fueron aminorando poco a poco, hasta desaparecer por completo. Cuando, al fin, comprobé que no me dolía sostener tu mirada, lo supe: te había olvidado.
No negaré que aun hoy, a veces, un torrente de sentimientos pasados emerge a la superficie desde el pozo que se halla en mi interior. Pero creo, firmemente, que son vestigios de un pasado que me recuerdan que jamás olvidaré que llegué a amarte...
Sí, eso es. Te he olvidado, pero no debo olvidar que un día amé con toda mi alma, pues eso es lo que perdurará dentro de mucho tiempo, cuando recuerde las buenas cosas de mi juventud.