¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

jueves, 9 de agosto de 2012

Son tiempos oscuros...

     En efecto, nos ha tocado vivir tiempos realmente oscuros, turbios y... malévolos.
     No sabría decir si todo se debe a la ya famosa crisis económica, pero creo que la crisis más culpable de que estos tiempos sean así de revueltos no es ésta que he mencionado, sino la crisis de valores. ¡Ah, Nietzsche!¡Qué razón tenías al afirmar que se avecinaban tiempos de caos al hablar de nihilismo!
     Hemos llegado a un punto no insostenible, sino un punto donde se vive el día a día indiferentemente con lo que sucede a nuestro alrededor sin llegar a darnos cuenta de la gravedad de las cosas... La sociedad empieza a preocuparme... empieza a ignorar la ley, a ignorar aquello nos mantiene estables, con un orden en las cosas. Hay leyes injustas, es cierto, y no existe nada que lo impida. Sin embargo, eso no quita que sean ley. ¿Es, pues, lícito rebelarse contra esas leyes?¿Alzarse "en armas" contra esas leyes injustas? Largo tiempo llevo preguntándome esto... y todavía no he hallado una respuesta definitiva.
     Sin embargo, sí he llegado a atisbar, a través de la reflexión (cosa que parece que la gente ha olvidado), por dónde caminan mis ideas. Cometer un delito significaba ir en contra de la ley, sea justa o no. La gente tenía ésto asumido: no había quejas, sino apoyos. Pero tal parece que la sociedad ha despertado de un largo letargo... y ha tenido un mal despertar.
     La gente está empezando a perder sus principios (si es que alguna vez los tuvieron), sus valores, la moralidad. Infringir la ley ya no lo consideran delito, sino una "obligación"... ¡Ah!¡Qué desdicha la mía!¿Si perdemos nuestros principios, nuestra moralidad y, sobre todo, nuestra capacidad de reflexionar en pos de actos meramente instintivos y, algunos, violentos, qué nos queda?¿Qué nos diferencia de los animales? ¡NADA!¡ABSOLUTAMENTE NADA!
     Muchos intentarán escudarse tras motivos presuntamente lícitos. Pero si verdaderamente son lícitos esos motivos, ¿por qué ir en contra de la ley? Hay más maneras de reclamar justicia y nuestro ordenamiento jurídico prohíbe terminantemente la autotutela (para los que no estén versados en Derecho: tomar la justicia por uno mismo). Si es lícito, se podrá reclamar legalmente ante los tribunales. Si falla esta vía, no hay que desesperar, pues siguen existiendo medios que no perjudican a nadie (físicamente al menos) y que son los que verdaderamente debemos usar.
     Aún así, los sucesos cotidianos me llevan a replantearme muchas cosas, cosas que creía que me eran imborrables, que marcarían el resto de mi vida y que de hecho ya han marcado mi vida, mi forma de ser, de pensar... La vida, pero sobre todo la sociedad, me han dado un revés tras otro, intentando demostrarme que todos mis pensamientos son fútiles, intentando convencerme de que la filosofía no sirve de nada en este mundo... Temo que lo estén consiguiendo...
     Partes de mi ser, de mi corazón, de mi personalidad, que había encadenado en lo más profundo de mi alma para no volverlas a ver empiezan a aflorar de nuevo. Esas partes desmontan todo lo que he construido durante años; son partes contra natura, contra mi propia naturaleza. No nombraré aquí esos retazos de mi persona, pues no me enorgullezco de ellos... y sin embargo son fragmentos que forman parte de todo ser humano, durante toda su historia. Son la puerta a la oscuridad que habita en cada uno de nuestros corazones. Dicha puerta debe ser evitada a toda costa si queremos un mundo mejor...
     Pero decirlo es muy fácil; hacerlo, no tanto. La influencia que ejerce esa oscuridad es muy fuerte, sólo aquellas personas con mente y corazón iluminados pueden resistir tamaña fuerza... y yo, por culpa del asedio constante de la sociedad, empiezo a caer en la oscuridad... la resistencia que ofrezco no aguantará mucho más... la luz, mi luz, está siendo consumida, cada vez más...
     En estos tiempos oscuros tengo que resistir, esa es MI OBLIGACIÓN. DEBO RESISTIR. Debo vencer a la oscuridad que habita en mi interior, para cerciorarme de que no estoy en el lado equivocado, que estoy en lo correcto. Para ello, me serviré de lo único que puedo usar: mis principios, mi moralidad y, sobre todo, la filosofía.




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