¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

lunes, 29 de octubre de 2012

Lluvia + café + música = sueño...

    La lluvia cae grácilmente sobre la ciudad. La gente corre para resguardarse; los coches tienen el parabrisas en marcha; el ambiente cargado que se respiraba se desvanece por momentos... y yo a paso lento, mojándome la gabardina con el agua de la lluvia, disfrutando del espectáculo.
    Llego a una cafetería; me acerco a la mesa del rincón, junto al enorme ventanal; dejo la gabardina en la silla de enfrente y me siento. La camarera, muy amablemente, me toma nota enseguida: un café, como siempre.
    Pocos minutos después, me hallo mirando el exterior por el ventanal mientras me tomo el café. Me gusta este local, han puesto un poco de jazz, lo que le da cierta "magia" al ambiente. Inhalo el aroma del oscuro café... ¡ah! ¡soberbio!
    Las gotas de lluvia recorren el cristal del ventanal, me otorgan un pase para ver una carrera entre ellas: ¿ganará la gota de la izquierda o la de la derecha? No lo sé, ambas se deslizan muy rápido. ¡Diantre! ¡La de la derecha ha cogido velocidad! ¡Va a ganar la de la derecha...! ¡¡PUUM!! Algo hace que me desconecte de tan asombrosa carrera: un nuevo cliente, ha entrado corriendo porque se estaba mojando; parece ser que la lluvia empieza a caer con más fuerza.
    Bueno, ya no sé quién ha ganado la "carrera". Me río para mis adentros, sigo siendo un crío; pero, en cierto modo, me alegra conservar a "ese niño" en mi interior, me hace sentir "más vivo".
    Saco una libreta y un bolígrafo de un maletín que llevaba conmigo; contemplo una vez más el ventanal para ver cómo llueve. ¡Ah! ¡Me encanta que llueva! Es cuando más relajado estoy. Cierro los ojos; dejo que el sonido de la lluvia me inspire... y empiezo a escribir en mi libreta mientras apuro mi café.
     Un sueño hecho realidad. 


"El tema When I Fall In Love no es de mi propiedad; pertenece a Chris Botti"

miércoles, 24 de octubre de 2012

Una noche triste.

     ¿Has sentido alguna vez la tristeza? Sí, seguramente. Doy por hecho que has notado alguna vez cómo tu cuerpo está más fatigado de lo normal, cómo intentas exigirle más, pero sólo te responde con más pesadez, con más cansancio; del mismo modo, también doy por hecho que has sentido cómo tu estado de ánimo descendía a lo largo del día, cómo has pasado de estar sonriente a tener una línea recta, imperturbable, en tus labios, no dejando ver ningún atisbo de alegría; habrás notado que no tienes ganas de hablar, de pensar...
      En esos momentos no eres persona, eres un autómata errante, que vaga por la tierra sin sentido alguno. Te preguntas por qué estás así, y probablemente halles la respuesta, pero tal vez no quieres saberla porque sabes que te entristecerá más aún; sin embargo, maldita sea nuestra naturaleza, no dejas de pensar en ello, entrando en un bucle que parece no tener fin.
      Lo normal en estos casos es que estés triste por una minucia: te sientes un inútil por no haber acertado a ninguna de las respuestas; crees que podrías hacer las cosas mucho mejor; has dicho en voz alta algo que tendrías que haberte callado, pues has herido a quien te ha escuchado y a ti mismo...
      Tal y como dije el otro día, te invadirá la soledad; querrás estar solo, no querrás hablar con nadie. Pero como ya comenté, no es bueno quedarse solo. La única solución a la tristeza, la única salida a ese bucle, es abrirte a los demás, contárselo a alguien de confianza, desahogarte, charlar con tus amigos, reírte con ellos. La risa es la cura de todo mal del alma, a todo mal anímico.
      Sin embargo, como todos hemos sufrido la tristeza en algún momento de nuestra vida, puedo decir que todos deberíamos estar, al menos, un momento a solas con nosotros mismos, para reflexionar y recapacitar, para no volver a caer en el mismo error... no hay mejor momento para ello que la noche, al amparo de la oscuridad, la luna y las estrellas: cuando estás verdaderamente solo, sin nadie a quien preocupar, sin nadie a quien molestar con tus quebraderos de cabeza...
      Ahora, dejo de escribir, amigos míos... la noche ha llegado, y con ella, mis divagaciones.


"El tema Silent Tears no es de mi propiedad, sino que pertenece a los creadores de Last Window: The Secret Of Cape West".

domingo, 21 de octubre de 2012

Mi "más allá"...

     ¿Qué ocurrirá cuando ya no vivamos, cuando nuestra alma deje este lugar? Tal vez la mayor pregunta que el ser humano pueda plantear, y posiblemente la que más interrogantes aclare con su respuesta...
     No voy a engañarme a mí mismo: no podré encontrar la respuesta por mucho que reflexione. Pero sí tengo una cosa clara: como ser humano que soy, tengo el poder de imaginar y pensar lo que se me antoje sin que nadie me lo impida, pues es una característica de la naturaleza humana, que algunos aún no comprenden. Por lo tanto, simplemente se puede pedir respeto por las creencias de los demás y por las nuestras propias. Pero bueno, no iba a hablar sobre el respeto, sino del "más allá".
     ¿Qué nos depara al morir? Lo ignoro; ¿encontraremos unas escaleras de cristal que nos llevarán al cielo? o, quizá, ¿encontraremos un sinfín de nubes blancas y una enorme puerta dorada custodiada por un anciano sonriente que nos dirá cuál es nuestro destino final según hayamos vivido una vida virtuosa o una vida llena de maldad?; ¿tal vez la muerte sea el despertar de un sueño llamado vida?; ¿o podría ser que nos encontremos con un ser querido que falleciera hace largo tiempo y que éste nos explicara la Verdad?
     No lo sé; las posibilidades son infinitas. ¿Qué ocurriría si, por el contrario, no existiera un más allá; que morimos sin más? ¿Seremos conscientes de nuestra muerte? ¿Nos reencarnaremos en alguna otra criatura viviente, en otro ser humano? Oscuro es el campo de las respuestas a esta cuestión; no tenemos nada que arroje luz verdadera...
     ¿Seremos acogidos por Dios? ¿Nuestra alma bajará a las profundidades del mundo y deberemos pagarle el viaje a un barquero decrépito a lo largo de la laguna Estigia para atravesar el Hades hacia los Campos Elíseos o hacia el Tártaro? ¿Nos adentraremos en un jardín de luz, fauna y naturaleza donde todo es perfecto?  
     Personalmente, me gustaría pensar que no nos reencarnamos al morir, pues éso supondría que mi alma ha viajado a lo largo de los siglos y que no recuerdo nada de "mis vidas pasadas", lo que supondría, a su vez, que el no recordar sería como no haber vivido, cosa que no quiero olvidar. Quiero saber que he vivido y no he malgastado mi vida, que hemos venido a este mundo por una razón, que no estamos "de paso".
     De modo, que prefiero pensar que, al morir, despertaremos envueltos en una luz cegadora; admiraremos un lugar inmenso, lleno de luz y colores vivos, con árboles, agua y muchísima gente, de todas las edades, lugares y épocas, sonriendo, jugando y divirtiéndose. Nos giraremos sobre nosotros mismos para ver que volvemos a ser jóvenes y que nuestro cuerpo está rodeado por un aura astral, de luz. Entonces, oiremos una voz, intensa y profunda, pero nada temible, que nos llamará; seguiremos, instintivamente, a la voz, pues nos transmite mucha calidez y nos resulta conocida. Cuando lleguemos a nuestro destino, una luz gigantesca se nos aparecerá dándonos la bienvenida; la luz tomará figura humana, la de un joven de unos treinta años, vestido con una radiante túnica blanca, que se apartará mostrándonos aquello que nos faltaba en ese lugar de ensueño: nuestros seres queridos... en ese momento lo tendría todo; al fin, descansaría en paz...
   

"El tema In The Next Life no es de mi propiedad, sino que pertenece a Gothic Storm."

jueves, 18 de octubre de 2012

Soledad

     Schopenhauer dijo una vez: "La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes". Arthur, amigo, no estoy de acuerdo contigo.
     Si bien es cierto que la soledad puede llegar a ser un gran bálsamo para el hombre actual, puede también llegar a ser su perdición. Cuántas veces habremos vivido situaciones en las que preferíamos estar solos, que nos dejaran en paz para poder reflexionar, para poder hallar una respuesta a aquello que nos perturbaba. En esos momentos estar solo era un remanso de paz y tranquilidad. Sin embargo, también era una huida fácil, un escondite a nuestros problemas; suponía no querer enfrentarse a lo que nos aterraba, salir con el rabo entre las piernas, en vez de hablar de ello con amigos, familiares y demás o, por qué no, encarar el problema y solucionarlo.
     ¿Pero por qué en esas situaciones optamos por estar solos? Sencillo: porque nos encanta el sabor de la soledad; somos adictos a su esencia, a sus efectos, a sus consecuencias... disfrutamos cada instante que pasamos lejos de la sociedad, lejos de nuestro mundo. Sin embargo, la soledad no siempre nos deja un buen regusto.
     Hay momentos en la vida de ciertas personas en los que se ven a ellas mismas en un futuro, solas, desamparadas, sin nadie con quien pasar el resto de su vida, sin nadie a quien amar... ese tipo de soledad, creedme, no es nada placentero. Imaginar que estás destinado a estar solo, destinado a ver cómo transcurre tu vida y la de tus conocidos sabiendo que la suya ha cambiado para siempre mientras que la tuya sigue estancada en un pozo que, al parecer, no tiene fondo. Es en esos momentos, querido Arthur, en que piensas que mereces algo mejor, que la vida te ha premiado con la peor recompensa de todas: la soledad.
     Pero la razón no estriba en que el ser humano sea un animal que viva en sociedad, como nos quería hacer creer Aristóteles, pues en ocasiones tiraríamos a la sociedad por la borda si fuera posible, pues no nos deja evolucionar como espíritus libres. No, la razón de que la soledad sea tan amarga es porque el ser humano es una criatura llena de pasión, de sentimientos, un ser con alma... tales cosas como el amor, la amistad, la tristeza, la ira son cosas que tan sólo el ser humano puede experimentar.
     Hacías bien, Arthur, en pensar que al estar solos evadimos las tentaciones de la vida y que éso nos ayudaba a reflexionar, pero son esas tentaciones las que nos hacen estar vivos, las que nos hacen sentir que tenemos una razón para estar en este mundo. Sentir cómo palpita tu corazón y cómo se revoluciona todo tu cuerpo al ver a la mujer que amas; sentir la agradable melodía de las risas en una tarde con tus amigos; sentir una calidez en el pecho cuando estás reunido con tu familia y que, en ese momento, todo va bien y que nada puede estropear tu felicidad... éso, querido Arthur, éso es lo que nos hace estar vivos, éso es lo que me obliga a decir que no quiero estar solo en esta vida, que quiero pasarla junto con alguien especial, que quiero sentir que mi vida ha tenido sentido...
      No quiero sentir cómo mi alma se agrieta y empieza a llorar de tristeza, de melancolía y de soledad... sólo el tiempo dirá qué ocurrirá con mi vida, pero si pudiera elegir, Arthur, elegiría vivirla junto con mis seres queridos; elegiría no estar solo...


"El tema Forever Alone no es de mi propiedad, sino que pertenece a Gothic Storm."

martes, 16 de octubre de 2012

Un anhelo en la oscuridad de los sueños.

     La oscuridad lo cubría todo; las sombras engullían todo atisbo de realidad... y sin embargo ella sabía que estaba allí. Notaba que estaba de pie, sin perder el equilibrio; notaba su propia presencia; podía verse las manos, los pies, pero nada de todo lo que la rodeaba...
     Avanzó unos pasos en la oscuridad, en busca de la salida, en busca de ayuda... nada. Dio varias vueltas sobre sí misma, para tener una mejor perspectiva de donde se encontraba, pero sólo vio oscuridad, todo era negro allá donde mirase. Empezó a asustarse.
     De pronto, algo empezó a brillar. Al principio la cegó, pero poco a poco fue distinguiendo una figura, un hombre; cuando estuvo lo bastante cerca pudo divisar su rostro: era él. Un aura de luz le envolvía el cuerpo, sin embargo, nada de lo que los rodeaba había cambiado. Pese a esto, una sensación de comodidad la invadió.
     Él le sonrió, su sonrisa la reconfortaba, le daba calidez; ella le devolvió la sonrisa, por lo que él sonrió más aún. Acto seguido, él extendió su brazo, ofreciéndole la mano, mientras seguía sonriendo. Cuando ella alargó la mano en busca de la suya, una sombra de duda la atravesó... él se percató de ello, y la sonrisa se le fue del rostro, pero seguía aún extendiéndole la mano. Ella, dubitativa, seguía sin reaccionar; tras unos segundos, un amargo rostro de tristeza asomó en la cara del chico, con unas lágrimas surcándole la faz...
     El muchacho cerró los ojos, pero seguía llorando... ella se dispuso a decir algo, pero, entonces, él abrió los ojos y un fuego vivo apareció en su mirada; ella se sobresaltó, pero no más que cuando vio que de la mano del chico empezaron a brotar unas llamas que, poco a poco, se iban extendiendo por el brazo...
     Él, ajeno a lo que sucedía, seguía ofreciéndole la mano, que ardía en llamas, pero no parecía inmutarse. Cuando las llamas alcanzaron el torso, ella ahogó un grito... las llamas le consumían, cada vez más rápido. Unas lágrimas brotaron del rostro de la chica, se sentía impotente, pues no podía reaccionar...
     Las llamas cubrieron el cuerpo del muchacho por completo, sin dejar ver ya su rostro, sólo apenas perceptible su figura y su brazo, que seguía extendido hacia ella, ofreciéndole la mano... ella lloraba desconsoladamente, pero nada cambiaba, nada sucedía...
     Entonces, se giró un viento en aquel extraño lugar, llevándose el fuego consigo, pero no dejó nada tras de sí... el muchacho había desaparecido.
     Las lágrimas de ella cesaron del asombro, pero de la sorpresa pasó a la desesperación, lanzando un grito en la oscuridad...
     Entonces, ella despertó... estaba empapada de sudor, un sudor frío; seguía en su cama, a salvo, en su habitación... había sido solamente un sueño...    

jueves, 11 de octubre de 2012

Adiós...

      ¡Ya basta! Mi corazón ya no lo soporta más. He tomado una decisión...
     Al hablar contigo me ha quedado claro: tú y yo no estamos destinados a estar juntos.  Sonríes cuando hablas de él; sonríes cuando hablas con él; nuestras conversaciones, de un modo u otro, siempre derivan en él... estoy harto. Cada vez que le mencionas es una puñalada en mi corazón, un topetazo que agrieta mi alma cada vez más... 
      Por fin me he armado de valor; ya está decidido: debo olvidarte, debo amordazar a mi corazón, torturarle hasta que deje de amarte. No estoy dispuesto a sufrir más. Será una ardua tarea, es cierto, pero lo haré por mi bien, y por el tuyo... tal vez veas en mí una sonrisa cuando hablo contigo, pero en verdad mi alma está siendo apaleada por cada una de tus palabras, por cada una de tus sonrisas, por todos y cada uno de tus movimientos. 
     No negaré que, pese a semejante tortura, algo dentro de mí se alegra cuando estoy contigo, mi alma disfruta, mi corazón goza... ¿será esto a lo que llaman "amor"? Por esto mismo no me quiero separar de ti; quiero verte todos los días, hablar contigo a todas horas, hacerte reír... hacerte feliz. ¡Ah! ¡Qué desdicha la mía! Quererte tanto que tenga que separarme de ti...
      De todos modos, todo esto es mi culpa- quiero pensar-; es mi culpa por no tener las agallas suficientes como para decirte en el momento adecuado te quiero, pero ahora ya es tarde, tu corazón escogió a aquel que tuvo el valor que me faltó a mí, por esta razón no te culpo. No tuviste otra opción para escoger... sin embargo, algo en mi ser teme que si hubieras tenido dos opciones no me habrías escogido... no quiero ni pensarlo, sólo con imaginarlo se me estremece el cuerpo.
    Por tanto, he llegado a esta conclusión: te seguiré viendo; seguiré hablando contigo, como siempre; seguiré haciéndote reír... pues no quiero perderte por completo, no quiero que desaparezcas de mi vida. Pero, por otro lado, cada vez que haga éso, reprimiré a mi corazón, a mi alma y a mis sentimientos para que no puedan quedar embelesados una vez más cuando te miro, para que no sufran más por dentro...
      Te sacaré de mi corazón, aun en contra de sus designios; viviré, a partir de ahora, con los recuerdos que quedarán en mi mente como retazos...
     En la profundidad de mi alma puedo llegar a atisbar que no olvidaré del todo lo que siento por ti, que seguirán latentes algunos sentimientos... tal vez sea por eso por lo que no puedo borrarte de mi vida, tal vez sea... porque aún tengo esperanzas de que, algún día, me ames de la misma manera en la que lo hago yo...
      Hasta ese entonces, sólo queda por decir: adiós...


 "El tema Kaisho no es de mi propiedad, sino que pertenece a los creadores de la serie animada Gankutsuou: The Count of Monte-Cristo, cuya banda sonora ha compuesto Jean Jacques Burnel."

miércoles, 10 de octubre de 2012

Imaginar

     ¿Qué bonito es imaginar, eh? Sí, sin lugar a dudas. Imaginar es, probablemente, el arma más poderosa de todas; solamente con imaginar uno puede verse reconfortado en esos días en los que el tedio y el hastío invaden nuestras vidas.
     Imaginar, ese arte al cual todos tenemos acceso. Es cierto que hay personas con mucha más imaginación que otras, pero eso no impide que todos imaginemos. 
    ¡Ah! ¡Qué grande es imaginar! Pasear por la calle e imaginar cómo sucederá tu vida, sin argumento o base alguna para apoyarte sobre el futuro que te depara. Hay un sin fin de mundos aguardándonos, a la espera de que alguien los visite.
     Imaginar historias inverosímiles, imposibles, pero que, de todas formas, suceden en tu cabeza. Imaginar, por ejemplo, cuando paseas por la calle, cómo podrías mejorar la estética de tu ciudad o pueblo; una estatua por aquí, una fuente por allá...
    Imaginar hipotéticas situaciones que sabes que no sucederán o que no han sucedido así, pero que de todos modos lo haces porque te inspira esa calma que te falta en el día a día: qué le habrías contestado a esa persona cuando no te salían las palabras en ese momento; imaginar que viajas por el mundo y ves lugares maravillosos, conoces a gente fantástica...
     Imaginar cómo sería tu vida si le hubieras llegado a decir aquello que tanto ansiabas a la mujer que amas, pero que ahora es demasiado tarde para decirlo, pues su corazón le pertenece a otro...
    Imaginar que portas una espada y te diriges a salvar el mundo junto con tu caballo; imaginar que vuelas, que recorres el mundo a la velocidad del sonido, que tienes, en definitiva, superpoderes...
   Sí... imaginar es, sin duda alguna, algo maravilloso. Pero hay que saber diferenciar la realidad de ese mundo imaginario, un mundo al cual todos quisiéramos llegar, pues imaginar también puede llegar a ser peligroso. No es aconsejable vivir encerrado en esa burbuja de cristal llamada "imaginación", pues sería vivir la vida amargamente; no podemos dejarnos embaucar por los frutos de nuestra imaginación, pues viviríamos una mentira. La locura es el único final que le espera a aquellos que escogen seguir el sendero de la imaginación durante toda su vida.
    Por lo tanto, imaginemos, sí, pero en su justa medida: lo suficiente para hacernos la vida más llevadera, para explotar nuestras facultades, para hallarnos a nosotros mismos...



"El tema My Prayer no es de mi propiedad, sino que pertenece a Simon Daum".

sábado, 6 de octubre de 2012

Despertar junto a ti.

     Desperté. El aire gélido de la mañana me enfrió el cuerpo. Pero esa sensación de frío pasó rápidamente nada más verte, a mi lado, en la cama, bien tapada con una manta. Tenías el pelo alborotado, y varios cabellos te cruzaban la cara; te aparté los cabellos del rostro... y sonreíste.
     Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver el tuyo. La felicidad despuntaba por mis poros, la calidez venía a mí con tan sólo contemplar cómo dormías. Luego, un pensamiento me vino a la mente: ¡Qué afortunado soy de poder tenerte a mi vera! 
     Me quedé mirándote un rato más, sin poderme creer que estés conmigo, al fin. Me levanté de la cama, salí al balcón para respirar aire puro. Los pájaros cantaban, el sol empezaba a despuntar entre las montañas, la brisa matutina recorría el lugar; el día estaba llegando.
     Un leve estremecimiento invadió mi cuerpo. Será mejor que entre, dije. Pero, entonces, un abrazo, el tuyo, me devolvió el calor. Te miré a los ojos, tú a los míos; te sonreí, me devolviste la sonrisa y me dijiste: buenos días.
      Eso me bastó; no necesitaba un beso, ni siquiera una caricia. Con un simple "buenos días" me bastó para saber que te amaba más aún que el día anterior. Sólo una cosa podía pensar: soy feliz.


"El tema Things Change pertenece a Simon Daum, no es de mi propiedad."

jueves, 4 de octubre de 2012

Luchar por lo que más importa...

    "El helicóptero sobrevuela la zona X. La batalla está en plena ebullición. Los soldados que están en su interior guardan silencio. Todos tienen miedo, se nota en sus caras.
El ambiente es tenso, tanto que puede cortarse con un cuchillo. De pronto, una voz interrumpe los inquietantes pensamientos de los soldados: “Vamos a aterrizar en 5 minutos, chicos. Buena suerte, de todo corazón, y que Dios os proteja.”
Esas últimas palabras trastornan a varios soldados, pues el miedo a morir se ha apoderado de ellos. Cuando parece que el pánico va a cundir entre los muchachos, el capitán hace su aparición.
Todos guardan silencio. Su capitán les mira, uno por uno, pero de entre los soldados surge un temerario que grita un sonoro “¿Por qué tenemos que luchar? ¿Por qué morir, mi capitán?"
El oficial mira al muchacho, no tendría más de veinte años. El capitán se da cuenta de que todos lo están observando. Dentro de su ser aparece la semilla de la duda, pero es exterminada con rapidez. Respira hondo, sabe lo que tiene que decir.
-¿Por qué? Porque luchamos por la libertad en este mundo, por eso luchamos. Nos corresponde a nosotros salvaguardar el orden y la paz ante aquellos que se les oponen, o al menos eso dicen los altos mandos...
Los muchachos miran a su capitán consternados; no les ha convencido. Pero el capitán no ha terminado aún...
-...Eso dicen los de arriba, pero yo, chicos, os digo que eso es mentira. No luchamos por la libertad ni la paz, si así fuera no entraríamos en guerras estúpidas. No, no luchamos por eso... Sé que todos teméis morir ahí abajo, yo también, pero os digo, aquí y ahora, que no debemos temer a la muerte, pues ella tan sólo se lleva a los cobardes, a los débiles de corazón y a los que sucumben dejándose morir. ¿Por qué morir, dices? Pues bien, he aquí tu respuesta: si debemos morir en este día, moriremos luchando, para que el Sol pueda renacer una vez más y pueda brillar en nuestros hogares; lucharemos para proteger a nuestras familias y a nuestros seres queridos. ¡De modo que coged vuestras armas y preparaos para luchar por aquello que más amáis!
-¡¡¡¡SÍÍ!!!!- Contestaron todos al unísono.

El helicóptero descendió hasta un lugar seguro. Allí bajaron cincuenta soldados henchidos de valor y esperanza, los mismos hombres que subieron al helicóptero temerosos y dubitativos. Pero, al pisar tierra, lo supieron: no iban a morir."


El contenido del vídeo no es de mi propiedad; el tema "Freedom Fighters" pertenece a Two Steps From Hell.