¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

lunes, 21 de octubre de 2013

Mi mundo se derrumba...


¿Quién me mandaría a mí pensar? Cuanto más pienso, peor me pongo; voy a enfermar de congoja...
El final está próximo. Sabía que éste llegaría algún día, pero ahora no quiero que venga...
Mi mundo, casi todo cuanto amo, se derrumbará con un adiós, un adiós que no deseo pronunciar...
Odio las despedidas; me odio a mí mismo por amar demasiado a quienes me rodean y llenan mi vida...
Me gustaría pensar -o actuar- como hacen muchos: que no es un "adiós", sino un "hasta luego", pero por una vez en mi vida soy práctico, realista... y lo odio, ¡LO ODIO CON TODAS MIS FUERZAS!
¡LA IRA! ¡LA RABIA! ¡LA TRISTEZA! ¡LA DESESPERACIÓN! ¡LA CRUDA Y DURÍSIMA REALIDAD ME GOLPEAN DE NUEVO; ME DAN DE HOSTIAS HASTA SANGRAR, HASTA HACERME LLORAR, SUPLICANDO PERDÓN!
Llorar... lo he hecho, sí. Y no es suficiente para aplacar a mi desdichado y caprichoso corazón...
Cada día que pasa me siento más antipático, más irascible, más imbécil... menos yo, en definitiva. Y toda la culpa la tienen los lazos, lazos afectivos...
Odio ser realista... 
No veré más sus rostros; no oiré sus risas; volveré a un implacable automatismo que acabará por volverme loco, en el sentido más psiquiátrico de la palabra...
Se acaba lo bueno, como suele decirse... se acaba una vida que yo mismo había forjado, sin depender de nadie, sin ayuda, sin consejos...
Quizá sea eso lo que más me duele... que perdiéndolas a ellas, me pierdo a mí mismo, a mi vida....
Y aun en el caso de que fuera cierto eso de que podré verlas alguna vez... no será lo mismo. No, será mucho más cruel, un puñetazo en mi alma, pues me recordará que no estarán a mi lado...
No, debería venir a vivir permanente a esta ciudad para poder seguir atesorando estos lazos... pero me conozco, y sé que seré la peor de las escorias: me recluiré en mi Fortaleza de la Soledad, lamiéndome las heridas...
Una pregunta en el abismo de mi mente, una pregunta que no deseo plantear, pero que, al mismo tiempo, es inevitable que salga a la luz: ¿de qué sirve cuidar estos lazos..? ¿De qué sirve coger más cariño a quienes irremediablemente debes decir adiós..?
No publicaré esta entrada; no. Con un poco de suerte, pocos serán los que lleguen a leer esto...
Me voy; no lo soporto más...
Sólo queda aguantar... resistir esa vorágine de emociones.

jueves, 17 de octubre de 2013

No lo sabes...

"El vídeo y su contenido no son de mi propiedad, sino que el tema Forever in my dreams pertenece al grupo musical Two Steps From Hell"


No sabes cuánto he pensado en ti últimamente... en tu rostro, en tu pelo, en tu sonrisa....
No, no lo sabes...
No sabes cómo y cuánto valoro cada minuto a tu lado, cada risa, cada mirada, cada gesto, cada broma...
No sabes cuánto me duele oírte hablar de otros hombres, aun sabiendo que son meras fantasías tuyas...
No sabes que cuando veo tu pelo al viento imagino las olas del mar. Tardes cuya luz crepuscular reflejan tu faz en el horizonte, no hacen sino obligarme a pensar en ti más aún.
No sabes que adoro hacerte reír, verte feliz...
No sabes que idolatro tu inteligencia, tu forma de ser...
No sabes que pienso que tú y yo somos muy parecidos; que estamos hechos el uno para el otro. ¿Media naranja? No; dos naranjas, en todo caso.
No sabes que ansío dormir plácidamente para soñar contigo, y despertar de buena mañana sabiendo que mi primer pensamiento irá para ti.
No, no lo sabes. No sabes... que te amo.

domingo, 13 de octubre de 2013

Vueltas y más vueltas...



Vueltas, vueltas y más vueltas...
Una losa de piedra tengo por cama; mi almohada me rechaza, no soporta mi presencia, me ataca con un fuego infernal cuando busco sentir la sublime sensación del frío en mi rostro; la sábana, la maldita sábana, me asfixia, no me deja solo ni por un segundo: me abraza, me oprime, ora me agarra del pie, ora desliza una suave mano sujetando mi brazo...
Lucho, no hago más que luchar; resisto cuanto puedo; vueltas y más vueltas...  sólo la oscuridad como única compañera, y no parece dispuesta a ayudarme.
Intento calmarme; cierro los ojos, relajo mi respiración... y cuando por fin parece que podré conciliar el sueño, vuelven a la carga esas extremidades hechas de una tela procedente del mismísimo averno. La incomodidad se adueña de mí, de cada una de las posturas en las que me resisto al cruel insomnio...
¿Qué me impide dormir? ¿Será el calor?
No... es ella, siempre ella.
De nuevo no puedo evitar pensar en su sonrisa; ésta se ha grabado a fuego en mi mente... no me la quito de la cabeza. Por no hablar de su pelo al viento... absolutamente mágico.
Pero esa no es la razón de mi insomnio. No... la razón es el miedo; el miedo a ser rechazado.