¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

viernes, 3 de agosto de 2012

Dejándome llevar...


    ¡Shh...!¡Silencio! Escucha... oye... pero sobre todo siéntelo... Sí... la música nos invade... ¿No es hermoso? ¡Ohhh! Lo ha vuelto a hacer... la música está recorriendo mi cuerpo, mi piel, mi ser... 
    Ya no estoy sentado frente al ordenador... No, ahora estoy volando, sí, viajando a otros lugares que desconozco y que sólo soy capaz de imaginar... ¿Es aquello que diviso el mar? Sí, lo es. Las olas chocan frente a un acantilado... el viento me acompaña, me conduce hasta al acantilado... ¡Oh!¡Qué espectáculo!¡Gracias, Dios mío, por permitirme sentir esto!
    Espera... ya no estoy en acantilado... he cerrado los ojos un momento y me he transportado a una colina... Todo es verde aquí, la frescura de la naturaleza es palpable en el ambiente y, sobre todo, en el aire. Un río recorre las montañas. ¡Ah, Ovidio! Me temo que tu idílica prisión se estremece frente a esta visión... Acabo de hallar un nuevo concepto de la palabra "idílico", un concepto mucho más intenso, mucho más "vivo"... Esto debe ser lo más parecido al Edén de Dios. Dos ciervos, los reyes del bosque, acaban de pasar trotando a mi lado, sin inmutarse; los animales pasan cerca de mí, sienten curiosidad. Ya no soy alguien más, sino que soy "uno" más.
     Se ha girado un viento huracanado. Los animales se marchan, asustados, previniendo el peligro. Cierro los ojos para cubrirme del fuerte vendaval... para cuando los vuelvo abrir el paisaje ha vuelto a cambiar... Sigo en el mismo lugar, pero sin ser el mismo lugar. Creía estar en el paraíso... craso error. Si de verdad existe algo como el paraíso debe ser como esto... El verde ha dado paso al rojo, al amarillo, al marrón... un sinfín de colores acaba de emerger de la nada. Las hojas de los árboles caen al suelo, a un ritmo hipnotizador... El río brilla ahora, el agua refleja ese arco iris que me acaba de brindar la madre naturaleza adaptando, para sí, esos colores. La brisa mece las hojas hacia el río, y hacia mí. Cuando estoy a punto de coger entre mis manos una hoja que giraba a mi alrededor...
     La música termina... mi paraíso se desvanece, dando paso a mi habitación. Música, querida amiga, lo has vuelto a hacer... me has dejado con la miel en los labios. Pero no te culpo, no me puedo enfadar contigo. Sin ti, esta vida, como decía Nietzsche, sería un error. Te amo demasiado como para que salga una sola palabra  de odio hacia ti... No, no debo culparte, sino darte las gracias. Gracias por hacerme viajar, una vez más...

"El contenido de este vídeo musical no es de mi propiedad, sino que pertenece a Chris Botti."

No hay comentarios:

Publicar un comentario