¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

miércoles, 15 de mayo de 2013

Quiero chillar.

Ahora mismo sólo deseo una cosa: gritar. Chillar, maldecir, despotricar... decir a los cuatro vientos que estoy hasta los mismísimos de todo.
A Fortuna, al karma, al destino, a Pepito Grillo... ¡QUE OS DEN POR EL CULO! 
Una cosa pedí, una: que me otorgasen fuerzas, la capacidad necesaria, para superar mis pruebas, mis obstáculos. Si bien todo depende de mí, yo ofrecí todo el esfuerzo que pude... pero lo que yo quería no era ayuda, sino simplemente que me ayudarais a mantener en mí todo ese esfuerzo, y no que se diluyera como el agua en el momento en que veo que el obstáculo que esperaba ver se transforma en algo que no preveía.
Fortuna se ha puesto el uniforme de camarero, y siempre recomienda la opción más cara de todas. ¿Una dosis de congoja? Sí, por favor, con guarnición doble; ¿unas lagrimitas para darle "sabor" al plato? Échale, échale... no te cortes.
Esto empieza a ser un esperpento, y no siento más que impotencia y rabia, mucha rabia. Y al final, como todo esperpento, el desenlace será el que nadie se esperaba, salvo el protagonista, que lo empieza a intuir cuando todo parece que vaya a acabar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario