¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

jueves, 23 de febrero de 2012

El "Valhalla", hogar de héroes, luz de esperanza.

  El "Valhalla"( /val-já-la/), según la mitología nórdica, la fortaleza donde se dirigen los héroes al morir. En este lugar, los héroes, junto con los AEsir (los dioses de la mitología nórdica, como Odín o Thor), prepararán la llegada del "Ragnarök", comúnmente conocido como el "apocalipsis", concebido como una batalla entre la alianza de dioses y héroes contra los gigantes. Hoy escribo sobre este lugar utópico con un sólo pretexto: hallar la esperanza perdida de la sociedad.
  ¿Por qué la esperanza perdida? Pues la razón estriba en que día tras día, hoy más que nunca, la tensión social es palpable en el ambiente. Durante estos días se han sucedido una serie de manifestaciones "estudiantiles" en Valencia, en contra de los recortes en educación realizados por el gobierno del PP. Por desgracia, estas manifestaciones llevaron a los antidisturbios a recurrir a la fuerza, lo que ha ocasionado aún más protestas populares, ya no sólo estudiantiles. Pero no voy a tratar ahora este tema, aquí no.
   La tensión es tal que la situación en Valencia es parecida a la época franquista, cuando los grises hacían ejecutar sus órdenes frente a los, por aquel entonces, estudiantes, mediante la violencia. Pero creo que este no es lo que más molesta a la opinión pública. Lo que más escuece en los pensamientos populares es la insatisfacción con la situación actual: el hecho de que el estado de la economía española haya obligado al gobierno a tomar medidas drásticas no ha cuajado nada bien en la opinión ciudadana. Si en un estado de derecho no se pueden reclamar los derechos fundamentales e individuales de cada uno, ¿qué nos queda? La visión es muy desesperanzadora.
  Pues bien, he aquí a mi idea, mi hipótesis, el motivo por el cual he mencionado el "Valhalla" al inicio de esta entrada. A lo largo de la historia de la humanidad, toda gran idea, pensamiento, revolución social ha tenido un máximo exponente, un líder al que seguir. Por citar algunos ejemplos: en la Grecia clásica, estaban Sócrates y Platón, promulgando el ideal de un gobierno justo; en Galilea, Cristo predicó su palabra (e incluso hoy millones de personas en el mundo llevan a Cristo en su corazón); en el imperio árabe del siglo XII, encontramos al caballero Saladino; avanzando muchos siglos en el tiempo, concretamente el siglo XX, en USA estaba Roosvelt. En cambio, hoy en día, no tenemos a quién seguir. El hecho de que nuestros políticos nos engañen continuamente, o nos digan medias verdades, nos ha obligado a ser escépticos con todo lo que vemos y oímos; ya no nos fiamos de ninguna figura pública de relevancia política, cuando se suponen que son ellos los que nos tienen que dar confianza. No tenemos a ningún líder carismático, no hay ningún héroe...
  La mitología, de la cultura que sea, siempre ha descrito a los héroes como unos personajes o bien con poderes extraordinarios o bien con una inteligencia sin parangón. Estas virtudes de los héroes hacían que la gente les admiraran, fueran reales o no. Eran fuente de inspiración y de coraje. Aunque tuvieran virtudes diversas, siempre tenían algo en común: sus buenas acciones en favor de los más débiles y su gran sentido del honor, de la moralidad y de la Justicia. 
  Mi visión para salir de esta situación tan precaria en la que nos encontramos es la siguiente:
  Tal vez hoy en día no existan los héroes, pero deben ser ellos los que nos guíen a un nuevo futuro más esperanzador si cabe. En otras palabras, no tienen porqué ser como los héroes mitológicos, eso es una utopía que es imposible que se cumpla, pero si concebimos a dichos héroes como los líderes que existían antaño, la cosa cambia.
  El mundo necesita que surja un líder, un líder sin ideología, cuya única bandera sea la libertad, defender a los indefensos y castigar las injusticias. Un líder con el don de la palabra, con la capacidad de convencer a las masas, y con el mayor don de todos: la bondad. Un buen líder debe ser misericordioso, contundente cuando deba serlo, inteligente, audaz, neutral y, cómo no, debe entender de filosofía y ser una persona culta, que no se amedrente frente a las amenazas, verbales o físicas, que le puedan propinar, poniendo siempre por delante la ética, la moral y el interés general al interés individual o de terceros.
  Sí, amigos, como dije una vez, el futuro está en manos de los políticos, pero no los nuestros de hoy en día,  que campan hoy a sus anchas, sino una nueva hornada que está por llegar. Necesitamos algo en lo que creer, algo en lo que depositar nuestras esperanzas y sueños. Necesitamos un líder... un héroe.

"Un héroe lo es en todos los sentidos y maneras, y ante todo, en el corazón y en el alma" ~ Thomas Carlyle



"Ni este vídeo ni su contenido son de mi propiedad. La canción Birth of a Hero pertenece a Two Steps From Hell."

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