¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

domingo, 13 de octubre de 2013

Vueltas y más vueltas...



Vueltas, vueltas y más vueltas...
Una losa de piedra tengo por cama; mi almohada me rechaza, no soporta mi presencia, me ataca con un fuego infernal cuando busco sentir la sublime sensación del frío en mi rostro; la sábana, la maldita sábana, me asfixia, no me deja solo ni por un segundo: me abraza, me oprime, ora me agarra del pie, ora desliza una suave mano sujetando mi brazo...
Lucho, no hago más que luchar; resisto cuanto puedo; vueltas y más vueltas...  sólo la oscuridad como única compañera, y no parece dispuesta a ayudarme.
Intento calmarme; cierro los ojos, relajo mi respiración... y cuando por fin parece que podré conciliar el sueño, vuelven a la carga esas extremidades hechas de una tela procedente del mismísimo averno. La incomodidad se adueña de mí, de cada una de las posturas en las que me resisto al cruel insomnio...
¿Qué me impide dormir? ¿Será el calor?
No... es ella, siempre ella.
De nuevo no puedo evitar pensar en su sonrisa; ésta se ha grabado a fuego en mi mente... no me la quito de la cabeza. Por no hablar de su pelo al viento... absolutamente mágico.
Pero esa no es la razón de mi insomnio. No... la razón es el miedo; el miedo a ser rechazado.

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