¡Oh, vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descubrid la doctrina que se oculta bajo el velo de tan extraños versos! ~ Dante; Inferno

sábado, 6 de septiembre de 2014

Escribir por escribir


-¡Oye, tú! ¡Sí, tú! ¡Haz algo de provecho y ponte a escribir! Me apetece.
-¿Yo?
-Exactamente.
-¡Pero si el de las ideas eres tú!
-¿Yo? Sí, bueno, pero últimamente no se me ocurre nada... ¡Anda, calla! ¡No te quejes que eres tú quien mueve los dedos!
-Sí, pero lo hago porque tú me lo ordenas... por algo eres mi cerebro.
-¡Entonces, cuerpo, te ordeno que te calles! ¡Mut! ¡Chitón! ¡Estatua!
-¡Vale, vale!
-Muy bien...
-...
-...
-...
-Pero, ¿qué escribo, entonces?
-¡Ay, yo qué sé! ¡Lo primero que se te ocurra, hombre!
-Ya te lo he dicho, tú eres quien piensa, no yo...
-...
-¿Qué?
-Nada; que para ser yo quien piensa respondes demasiado bien...
-Cierto. ¿Por qué será?
-Quizá la razón estriba en que pasamos demasiado tiempo juntos...
-Tal vez sea eso.
-Esto no puede ser, ¿eh? Tengo que separarme de ti; llevo unos días pensando que necesitamos un tiempo...
-¡¿QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?!
-¡Tranquilo! ¡No eres tú! Soy yo...
-¡¿Pero qué dices?!
-Pues que de ahora en adelante voy a buscar mi verdadero "yo"; encontrarme a mí mismo... Tú ya me entiendes.
-No, no te entiendo. ¿Te das cuenta de que no podemos separarnos?
-¡Oh..! ¡OH! ¡Es cierto! No había caído en eso...
-Tío, estás muy raro últimamente... "Mucho me has cambiao"...
-¡Que voy a cambiar si sigo pegado a ti, pedazo de imbécil!
-Cierto...
-...
-...
-Entonces, ¿piensas escribir algo o no?
-¡Venga, va! Pero que conste que es por que tú me lo pides...


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